25 de diciembre de 2015

El elogio de la sombra, Junichiro Tanizaki

¡Buenos días y felices fiestas!
Hoy es un día marcado en el calendario por las fiestas de Navidad. Yo no soy muy devota, es más, no profeso religión alguna, así que estos de días festivos los suelo celebrar por los compromisos que te crean con la familia y los amigos.
Últimamente ando muy atareada en el trabajo y no tengo demasiado tiempo libre, por eso he querido aprovechar el día de hoy y me he tomado un descansito para poder escribir esta entrada. A veces necesitamos desconectar para poder cargar bien las pilas y volver a la marcha.

El libro que hoy nos ocupa no es muy navideño, pero es que tampoco era esa mi intención. De hecho, las historias centradas en la Navidad no me suelen gustar mucho. Todas esas películas que ponen en la tele a la hora de la siesta y cuyo argumento gira alrededor de "Santa Claus", "Frosty, el muñeco de nieve", niños, y, cómo no, el amor, no me gustan nada de nada. Pero oye, me alegraré muchísimo si a ti te gustan. Para gustos, los colores.
Una vez más vuelvo a la literatura japonesa, esta vez con un autor que hasta hace poco desconocía, pero que me ha abierto los ojos a un abanico muy interesante de lecturas. Pertenece a la misma época que algunos de mis autores preferidos, como Yukio Mishima, Yasunari Kawabata o Natsume Soseki: se trata de Junichiro Tanizaki, y el libro, El elogio de la sombra.


 Una vez más, me veo obligada a comentar la encuadernación de este libro, porque es monísima. Podría considerarse un libro de bolsillo, porque no llega a los 16 cm de alto, y el grosor es de poco más de 1 cm (sólo tiene cien páginas, ya ves). Está encuadernado en tela... ¿tela de saco? No sabría decir qué tipo de tela es exactamente, con su nombre científico y todo, pero es una tela algo áspera, pero agradable al tacto, de color azul oscuro y, como podrás apreciar en la imagen, con el título de la portada en amarillo claro. Además incluyo un marcapáginas del mismo color chillón.

Bueno, voy al meollo del asunto. Se trata de un ensayo sobre el uso de la sombra y la oscuridad en la cultura japonesa. Mientras que en Occidente nos emperramos en llenarlo todo de luz, de brillo y de claridad, los japoneses han aprovechado al máximo el uso de la oscuridad en muchos y diferentes ámbitos: la arquitectura, los utensilios cotidianos, la estética, el arte y demás.

Explica que, desde tiempos remotos, los japoneses se han visto, digamos, "obligados" a permanecer entre las sombras: cuando no había luz eléctrica, el hogar estaba inmerso en la oscuridad; en los calurosos veranos, la mejor forma de refrescarse era (y sigue siendo) permanecer a la sombra. En Occidente, durante siglos hemos intentado solucionar estos inconvenientes incluiyendo por todos lo medios posibles una fuente de luz, ya fuera con velas, lámparas de aceite o, más recientemente, la electricidad. En cambio, los japoneses aceptaron esa oscuridad y le sacaron partido. Buscaron la utilidad de las sombras y lo aprovecharon como fuente de belleza. Como bien dice el autor, supongo que la mayor parte del ambiente misterioso de Oriente se debe precisamente a los juegos de sombras que tan bien dominan.

Es pura poesía para la mente. Tanizaki habla con una elocuencia envidiable y utiliza muchísimos ejemplos con los que ilustra y defiende su opinión que, diría yo, es muy acertada. Recomiendo encarecidamente este pequeño ensayo, y mi intención es leer más obras de este autor, sean ensayos o novelas. Esta ha sido una breve introducción al autor, que va encaminado a convertirse en uno de mis favoritos. Espero con ansia volver a leerlo pronto.