Aquí estoy, viviendo al límite del mes para traerte una nueva lectura. Suerte que febrero cuenta con un día de más este año, cosa que ilustra Google con un tierno doodle con conejitos.
Sinceramente, nunce me imaginé que iba a estar tan ocupada como lo estoy estos últimos meses. A penas tengo tiempo para dedicarme a mis pasatiempos habituales, aunque no debería quejarme por ello. Estoy haciendo cosas que me gustan y eso es recompensa suficiente.
En esta ocasión, te traigo el cuarto libro que, hasta ahora, he leído de uno de mis autores japoneses favoritos: Yukio Mishima. Recapitularé con brevedad las obras que ya he leído, quizás conozcas alguna de ellas y así podríamos compartir impresiones, sería interesante.
- El rumor del oleaje
- El color prohibido
- Confesiones de una máscara
... y la que nos ocupa hoy: Vestidos de noche.
¡Espero no dejarme ninguno! Sería una grave falta por mi parte.
Compré este libro el año pasado en una librería de San Sebastián. Me encontraba yo ojeando los estantes cuando me encontré de frente con él. Entonces lo cogí y no lo solté hasta llegar a la caja registradora. No había oído hablar de él antes, así que sentí curiosidad por esta obra desconocida de mi venerado Mishima.
Y la historia cuenta lo siguiente:
Década de los sesenta, ciudad de Tokio. Ayako es una chica joven, hija de un empresario farmacéutico, aficionada a la hípica. En el club al que pertenece acuden muchos personajes de la alta sociedad, acaudalados y con importantes influencias. Una de las amazonas más veteranas y talentosas, la señora Takigawa, es la viuda del antiguo embajador japonés en Londres, y aprecia enormemente a Ayako, por lo que decide organizar un encuentro para que conozca a su hijo Toshio, un joven apuesto, con porte elegante y amplios conocimientos en diversas materias. Los dos jóvenes parecen gustarse mutuamente y deciden comprometerse.
Todo parece muy bonito, pero en el fondo existe cierta tensión escondida entre las costuras.
A la señora Takigawa le encanta organizar fiestas con invitados de alta alcurnia y de gran poder social y económico, e intenta enseñarle a Ayako cómo organizarlas para que pueda continuar con esa tradición suya. Sin embargo, su hijo aborrece este tipo de fiestas y no tolera que su madre se inmiscuya en su relación e intente arrastrar a Ayako a ese mundo irreal en el que ella vive. Ayako se encuentra entre la espada y la pared: por un lado, quiere contentar a su suegra haciendo lo que ella quiere, mientras, por otro, no quiere hacer enfadar a su comprometido ni que este se enfade, a su vez, con la madre.
La personalidad de cada personaje es muy distintiva y queda muy clara desde el principio, al menos desde una perspectiva occidental.
La señora Takigawa es una mujer caprichosa, a quien le gusta llamar la atención, y acostumbrada a vivir en un mundo de pompa y circunstancia rodeada de la gente más refinada y acaudalada de todo el mundo. Toshio, en contraposición, es un chico que disfruta viviendo a su manera. Siente la necesidad de liberarse del yugo económico de su familia (aunque en el fondo no le importe vivir de ese dinero) y está enamorado de la palabra "libertad". Ayako parece ser el prototipo de mujer sumisa, que quiere complacer a su marido y a la familia de este, que calla para no crear discordia y se deja llevar por los demás. Sin embargo, hay momentos en los que se muestra un tanto rebelde, pero siempre acaba apagando esa llama y siguiendo "las reglas".
A pesar de todos los rasgos negativos que estoy diciendo, el libro me ha gustado. La lectura es amena y nada pesada, es muy ligera. Además, no voy a decir nada, pero... el final... Uy, el final. Me dejó un poco trastocada. Hasta aquí puedo leer.