Sí, lo sé. No escribí en marzo. Y no sabes lo mucho que lo siento. Pero tengo una buena excusa (si la consideras buena, claro): trabajo. El mal de esta sociedad, tanto por su ausencia como por su abundancia. El mundo de las contradicciones.
Me embarqué en un proyecto más grande de lo habitual, que ha abarcado un mes entero enterito, y hace unos días que conseguí terminarlo. Os hablaré de él más adelante, porque también está relacionado con los libros, pero de momento no quiero adelantar acontecimientos. Ya se verá.
Bueno, ahora que me he quitado un gigantesco peso de encima, he podido volver a leer de nuevo y, por fin, he conseguido terminar el libro que nos ocupa hoy: El pequeño libro de las 500 palabras para parecer más culto. Si te descuidas, el título es más largo que el libro en sí.
Este es uno de esos libros que te encuentras en la librería, lo coges porque el título llama la atención, le echas un vistacillo rápido en plan cotilla y lo vuelves a dejar en el estante. Sin embargo, esta vez yo no lo solté. Me picó la curiosidad. No sé si te pasará a ti también, pero, supongo que por deformación profesional, intento estar al día en lo que respecta a la lengua castellana, aunque en parte también se debe al interés que siento por las cosas curiosas de la lengua (o que yo considero curiosas, vamos). Esto de ver vocablos raros que nadie usa y que, sorprendentemente, alguien usó en alguna ocasión me parece de lo más interesante. Últimamente está muy de moda esto, ¿no? Lo de escudriñar y diseccionar la lengua, o eso me parece a mí. Lo dicho, igual es porque mi profesión está muy ligada a esto que, quizás, lo veo con asiduidad.
Bueno, ya dejo de dar vueltas a lo tonto.
Se trata de un libro pequeño, tal y como dice el título, en el que Miguel Sosa ha recopilado las 500 palabras del castellano que, según su criterio, han caído en el olvido, el desuso o la simple ignoracia, pero que siguen presentes en nuestra lengua. Son esas llamadas "raras", esas palabras que enriquecen nuestro idioma, dotadas de sonoridad y significado, y hay para todos los gustos.
Lo que más me gusta es la organización del libro: están ordenadas por orden alfabético, y cada entrada cuenta con el origen del vocablo, su significado (o significados) y un texto real en el que se ejemplifica su uso. Lo bueno de esto último es que puedes descubrir libros y autores nuevos, o no tan nuevos, con los que seguir tu ruta lectora.
Quisiera dejar constancia aquí de las tres palabras que más me han gustado del libro:
- grimorio: libro de fórmulas mágicas usado por los antiguos hechiceros. Explicación: una amiga mía, medio francesa, me preguntó en su momento si existía esta palabra, dado que en francés ya la había utilizado anteriormente y quería saber si en español también se usaba. Nada más verla, me acordé de ella.
- jeme: distancia que hay desde la extremidad del dedo pulgar a la del índice, separado el uno del otro todo lo posible. Explicación: poca explicación hay más que me resultó un dato curioso. El jeme de mi mano sería de unos 15 cm.
- lardoso: grasiento pringoso. Explicación: encontré relación directa con la serie "Los Simpson" y la tienda de rosquillas que le encanta a Homer, Lard Lad.
Me gustaría señalar también que me ha sorprendido encontrar términos que ya conocía, como cerúleo, súcubo o titilar. Por unos breves momentos me he sentido una persona culta de verdad, fíjate.
A mi parecer, es uno de esos libros que nunca sobran en las estanterías.