Buenos días, ¿cómo va eso?
Esta vez me he esforzado por acabar el libro antes de que llegara mayo, de veras que sí, pero, como siempre, entre unas cosas y otras el tiempo se me ha echado encima y, bueno, no ha sido posible. Aún así, sólo llevamos dos días de mayo, tampoco se me ha ido mucho el tiempo. Aunque sé que a ti te da igual, ¿verdad? Lo que cuenta es que hay entrada de blog nueva.
Aun a riesgo que parecer monotemática, el libro que nos ocupa esta entrada combina a dos de mis escritores japoneses favoritos y de los que ya he hablado en más de una ocasión en este blog: Yasunari Kawabata y Yukio Mishima. El libro es una recopilación de cartas que, durante 25 años, estuvieron intercambiando estos dos escritores. Sí, me he fijado, en este blog hay un sinfín de recopilatorios y compendios literarios. No, no lo he hecho a propósito, ha sido pura casualidad, y empiezo a sospechar que, inconscientemente, favorezco este tipo de lecturas, pero... ¿qué le voy a hacer? Me ha venido así la cosa. Sigamos.
Si no lo he explicado en otras entradas, lo explicaré un poco en esta: Kawabata y Mishima son dos de los escritores más importantes en la literatura japonesa del siglo XX. Siendo muy joven y un escritor en ciernes, Mishima le escribe una carta a su autor favorito, Kawabata, y así empezaría una bonita relación, tanto profesional como personal, que duraría 25 años, hasta el suicidio de Mishima en 1970.
El joven escritor muestra en todas y cada una de las cartas un respeto y una admiración extremos; por su parte, Kawabata expresa a su vez humildad ante tal devoción y asombro por el gran talento que ve en el joven.
Al principio la relación parece ser de discípulo y maestro, pero una vez Mishima consigue su lugar en el mundo literario, su amistad se extiende y se expande más allá de la de dos compañeros de profesión, con gustos similares y que sienten admiración mutua: se convierten en amigos, cómplices y grandes conversadores.
Parece un tanto soprendente que dos personas tan diferentes hubieran podido llegar a fraguar una amistad tan profunda y sentida: por un lado, Kawabata es un hombre ya anciano con problemas de salud reiterados, tranquilo, apacible, un observador de la vida; por otro lado, Mishima es un hombre joven, activo, amante de la vida, que rinde culto al cuerpo y no duda en enfrentarse a la sociedad que detesta. Son dos polos opuestos que se sienten atraídos por el mismo ideal de belleza y el amor por la palabra escrita.
Ambos eran escritores muy activos en su época. Escribían relatos que publicaban en revistas literarias tanto semanales como mensuales, participaban en sociedades y grupos de letras, y, precisamente por eso mismo, viajaban muchísimo, tanto dentro del mismo Japón como por el resto del mundo.
Leer estas cartas me ha proporcionado una visión más amplia de quíenes eran. Como seguidora de sus obras, me ha gustado mucho asomarme cual voyeur a su estilo de vida, a sus actividades, a sus pensamientos más íntimos, y así he podido comprender mejor, aunque sólo fuera un poquitín, a las personas que había detrás de los libros que tanto amo. ¿No te pasa a ti? Cuando te gustan varios libros de un mismo autor, ¿no ardes en deseos de averiguar más sobre esta persona? ¿No ansías conocerla más a fondo, saber lo que pensaba, el por qué escribía lo que escribía? ... No sé, igual es que yo soy muy cotilla, pero hay un puñado de autores que... me apasionan, y me encanta saber más sobre su vida, su época, sus costumbres.