16 de agosto de 2015

Kokoro, Natsume Soseki

Buenas, aficionado o aficionada a la lectura con paciencia infinita para esperar mis idas de olla.
En un par de días me voy de viaje a Japón, y había pensado que estaría chachi escribir este mes sobre alguna obra de la literatura nipona. Soy bastante fan de este país, como seguro que captaste al leer las entradas sobre Edogawa Rampo y Yasunari Kawabata. Esta vez he escogido la obra cumbre de Natsume Soseki, uno de los escritores más importantes e influyentes del siglo pasado, titulada Kokoro.


La palabra "kokoro" podría traducirse simplemente por "corazón", pero es un concepto que va más allá. Puede referirse tanto al corazón como al alma, la mente o los sentimientos. Y es que la obra está impregnada de todos estos elementos.
Cuenta la breve relación que entabla un estudiante universitario con un hombre mayor que él, desempleado, casado y sin hijos. Estando de vacaciones, el joven se encuentra con dicho hombre en la playa y algo en él le llama la atención. No sabe muy bien qué es, pero desde entonces lo busca por todas partes. Se cruza con él en varias ocasiones y, finalmente, consigue entablar una conversación. A medida que pasan los días, los dos hombres crean cierta relación amistosa que trasciende las vacaciones y sigue una vez los dos regresan a Tokio, donde ambos residen.
El joven continúa con sus estudios en la capital y, a su vez, visita muy a menudo al hombre. El chico parece estar muy interesado en él y en las experiencias que ha tenido a lo largo de su vida, pero el hombre siempre parece mostrarse indiferente, e incluso algo molesto ante la insistencia del joven.

El libro está dividido en tres partes: en la primera, el estudiante cuenta cómo llega a conocer a Sensei y cómo se asienta su amistad; en la segunda, el joven vuelve a la casa de sus padres, en su pueblo natal, durante un breve período de tiempo; y la tercera parte se trata de una extensa carta de Sensei dirigida al muchacho.
Lo más curioso de la historia es que en ningún momento aparece el nombre de los personajes. El nombre del estudiante (es decir, del narrador) nunca es mencionado; al hombre se le conoce simplemente como "sensei", término utilizado para referirse a los profesores, médicos y demás personas consideradas sabias, que denota respeto; tampoco aparece el nombre de la esposa de Sensei ni los nombres de los padres del narrador. Nada de nada. Ningún nombre en absoluto, y, aún así, no se crea ningún tipo de malentendido. No es algo extraordinario, pero este recurso me ha llamado mucho la atención y me ha gustado mucho.
Es una historia de lo más sencilla, y es ahí donde radica su belleza. Me fascina ver la sencillez con la que muchos autores japoneses escriben. Es algo que me encantaría ser capaz de hacer.
No sabría explicar con palabras cómo me he sentido al leer esta obra. Es algo que me ocurre cada vez que leo libros de autores japoneses, la verdad. Mi cabeza enmudece y mi corazón siente con una fuerza desmedida. ¿Te ha pasado esto alguna vez? ¿En qué libro?

Me encantaría seguir leyendo a Soseki. Ahora formará parte de mis asiduos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario