¡Hola de nuevo!
Traigo hoy un libro que me prestó una buena compañera de trabajo hace unas semanas, y que por fin he podido leer. Entre unas cosas y otras no había podido sentarme a leerlo con tranquilidad y, aprovechando un viaje de tren desde Castellón hasta Gijón (unas nueve o diez horas), he tenido tiempo de sobra para acabarlo. Así que aquí te lo traigo.
Se titula El año de Saeko, de Kyoichi Katayama. No había oído hablar nunca de este escritor japonés, pero eso sólo hizo que mi curiosidad aumentara. Ya sabes, estoy más versada en los autores japoneses de principios de siglo XX, y este es mucho más actual.
A ver, el libro narra básicamente el día a día de una pareja, Saeko y Shun'ichi (no sé realmente por qué se escribe ese apóstrofo, pero si lo sabes, te agradecería mucho que me lo explicaras). Él es programador informático en una empresa y ella es ama de casa, aunque tiene a su cargo algunas máquinas expendedoras, así que también se ocupa de rellenarlas cuando el tabaco o las bebidas se agotan. Las máquinas expendedoras en Japón son un mundo aparte, en serio. Hay una, dos o más en cada esquina de cualquier calle del país y, además, las bebidas pueden ser calientes o frías. Aunque no sólo venden bebida y tabaco, ¡ay, no! Hay máquinas expendedoras de todo tipo, ¡incluso de bragas sucias! ¿Te lo puedes creer?
Ejem, voy a cerrar este no tan breve inciso y seguir adelante.
Saeko está embarazada, así que procura cuidarse mucho. No obstante, ese bebé no es suyo. Su hermana Izumi, a quien le extirparon el útero, no puede tener hijos a pesar de desearlo con toda su alma. Tras barajar diversas opciones, se decanta por pedirle a su hermana Saeko que sea su madre de alquiler. Fecundarían los óvulos de Izumi con lso espermatozoides de su marido Toshio y los implantarían en el útero de Saeko. Aunque un poco inseguros, Saeko y Shun'ichi aceptan aquella proposición. Desgraciadamente, durante el proceso, Saeko empieza a desvariar y parece perder la razón. Ante tal comportamiento esquizofrénico, Shun'ichi intenta proteger a su mujer de sí misma y lucha por mantenerla a salvo, tanto a ella como al bebé.
El hilo argumental está bien, un poco soso si eres de los que te gustan las historias con acción, emoción, altibajos y desmadres. La lectura es muy relajada, porque, bueno, el día a día de una persona no es siempre tan frenético como nos quieren hacer creer las películas. Creo que es lo que en el mundo del manga se suele llamar slice of life, personajes cotidianos en escenas cotidianas e historias sencillas y cercanas.
Lo que no me gustó fue las reflexiones que intenta hacer sobre la vida y la muerte, porque las encuentro un tanto forzadas. Es como si el escritor se obligara a sí mismo a sacar punta de una situación que, con la simple narración, ya nos puede dar que pensar. Cuando empieza en plan filosófico, se pierde el interés.
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