5 de agosto de 2016

Legion of the Damned, Rob Sanders

Ha llegado agosto, julio ha pasado como si fuera mayo, y vuelvo a resurgir de entre las sombras para... no salir demasiado al sol, por si me quemo.
Estoy de vuelta de un modo similar a junio: he acabado un proyecto grandote, ha pasado un mes sin escribir entrada y el libro está en inglés, pero saldrá en español pronto, supongo que para antes de navidad. Y, una vez más, se trata de Warhammer.
La verdad es que le estoy cogiendo el gustillo. Una vez conoces el mundillo resulta más fácil de seguir y empiezas a entender todo el universo que hay ahí montado, porque no todo es pega, pega, pega, muere, muere, muere.


En esta ocasión traigo Legion of the Damned, de Rob Sanders. Lo que viene siendo lo mismo que La legión de los condenados. A diferencia del anterior, este pertenece a la serie Space Marine Battles, y transcurre en un milenio posterior a la Herejía de Horus. Sin embargo, como todo en esta vida, en cierto modo está todo conectado. Ya verás. Pero aquí voy a ser muy breve y concisa.

En esta ocasión, el mundo de Certus Menor se ve amenazado por el Colerocausto, una flota inmensa formada por demonios, cultistas, Adeptus Astartes traidores y demás malotes que se dedica a seguir el cometa Keeler allá por donde va y a destruir los mundos por los que pasa. Esta vez son los Excoriators los encargados de defender ese mundo e intentar abatir al Colerocausto (algo que nunca ha ocurrido y difícilmente serán capaces de hacer teniendo en cuenta que solo son cuatro gatos). Zachariah Kersh, recién nombrado capitán-corpus de la Quinta Compañía tras ganar el Festín de Espadas, se ve en la obligación de asistir a la población del mundo cementerio, a pesar de no tener el apoyo de su compañía y tener la certeza de que nadie, absolutamente nadie, va a sobrevivir al ataque.

Hay muchísimos detalles que no he especificado, pero si los explico estaría contando el libro de pe a pa y eso, ¡ESO!, no pienso hacerlo. Quiero que lo leas tú... Cuánta maldad...
Solo diré una cosa: digo que está relacionado con Traidor porque también aparecen los Devoradores de Mundos y el dios sanguinario Khorne. Y me encanta que se hagan referencias de este tipo, especialmente si las puedo entender (pues como todos, ¿no?).

No me ha desagradado, pero le encuentro una pega. Excepto en tres ocasiones, todo el libro sigue los pasos del, vamos a decir, protagonista. Solo hay tres momentos (contados, ¿eh? Tres) en los que se desvía y narra desde el punto de vista de otro personaje o se encuentra en un escenario diferente. En Traidor o Angel Exterminatus, van contando la historia saltando de un personaje a otro, de un bando a otro, de un escenario a otro... Hay variedad, hay cambios. Te refresca el cerebro. En cambio, en este libro, no hace más que centrarse en el mismo personaje y seguirle allá donde va, y al final cansa. Habrá a quien le guste o no le desagrade esta forma de narración, pero a mí, bueno, esta vez me ha aburrido un poco.

Puedo asegurarte que ya estoy de vacaciones (¡por fin!) e intentaré ponerme manos a la obra para ofrecerte algún otro título este mes pero, como siempre... ¡no prometo nada! Hay mil cosas que quiero hacer y parece que ya no tengo tiempo. Tengo empezados un par de libros. A ver si puedo terminarlos este mes.

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