5 de diciembre de 2017

La balada del café triste, Carson McCullers

¡Buenos, buenos días!
Por fin dispongo de un descanso en el trabajo. Es el primero en meses. Creo que desde este verano no he podido descansar ni un segundo, así que ya iba siendo hora.

Hoy te traigo un libro que, bueno, en realidad leí hace unos cinco años, durante mi estancia Erasmus en Inglaterra. Cursé una asignatura de literatura gótica y, si te soy sincera, disfruté todas y cada una de las clases. Y leí mucho. Mucho, mucho. Tocábamos a un libro por semana, así que te lo puedes imaginar. El paraíso en la tierra...
Entre los libros que leímos estaban El doctor Jekyll y Mr. Hyde, Frankenstein, Zombie y Beloved, verdaderas joyas de la literatura inglesa y americana más inquietante y arrebatadora. Y el libro del que voy a hablar aquí, La balada del café triste, también se encontraba en la lista. ¿Y por qué te hablo de él ahora? Sí, claro, a eso voy. Resulta que en septiembre tuve que pasar una semana en San Sebastián por trabajo y el libro que estaba leyendo entonces (y que sigo leyendo) era demasiado pesado para llevármelo de viaje, así que rebuscando por casa algún libro más delgado que pudiese llevarme lo encontré. Pensé para mí: "Juraría que ya lo he leído, pero no en castellano. Vamos a ver qué tal está, así refresco también la memoria". Y, bueno, lo cogí. Y me lo llevé. Y me lo leí. En dos días. Porque sí, en realidad es un relato corto. Lo suficientemente largo como para publicarlo de forma individual, pero corto al fin y al cabo.


Me alegré mucho de ver que formaba parte de una colección titulada "Obras maestras de la literatura contemporánea", que, por cierto, tengo completa. Ya me he leído algunos de sus tomos, pero todavía me quedan muchos por descubrir. Tiempo al tiempo.

Todo sucede en un minúsculo pueblo del sur de Estados Unidos, un lugar remoto, inhóspito y principalmente rural. Cuenta la historia que, tiempo atrás, vivía allí la señorita Amelia, una joven tosca y callada que sin ayuda de nadie trabajaba día y noche por salir adelante. La vida en el pueblo transcurre sin ningún sobresalto hasta que llega al pueblo un jorobado llamado Lymon que asegura ser primo de Amelia. Ella decide acogerlo en su casa y, "gracias" a su charlatanería, acaba abriendo un café en su cobertizo. El café, aunque austero, se convierte en un lugar de reunión, descanso y diversión para todo aquel que desee pasar un rato agradable, lejos de las penurias del exterior. Sin embargo, la presencia del jorobado trae consigo más de un problema. Y hasta ahí puedo leer.

Es un relato ameno, escrito con un estilo sencillo y directo que resulta muy agradable de leer. La verdad es que me gusta mucho Carson McCullers, y ya tengo algunos de sus libros en mi lista de futuras lecturas. Además, al tratarse de un relato corto, no se hace nada pesado y no te cansas de los personajes ni nada. Totalmente recomendable.

30 de agosto de 2017

Lady Barberina, Henry James

Terminé este libro hace ya bastante tiempo. No recuerdo exactamente cuándo, pero seguro que fue algún día entre finales de julio y principios de agosto. Me hubiese gustado escribir esta entrada mucho antes, pero, como ya he repetido miles de veces en este blog, disponía de poco tiempo para hacerlo debido especialmente al trabajo, aunque no es la única razón. Me tomé unas pequeñas vacaciones a principios de mes para visitar algunas ciudades de China con unos amigos y volví hace a penas una semana, pero nada más volver el trabajo volvió a reclamar mi presencia. Qué le vamos a hacer, reconozco que soy adicta al trabajo. Solo un poquito. Más bien, me es imposible decir que no, y eso es un problema mucho peor que la adicción.
En fin, qué más te da a ti mi vida, ¿verdad? A nadie le importa.

Se trata de una breve historia escrita por Henry James, autor más conocido por Otra vuelta de tuerca. Sinceramente, es el primer libro de Henry James que leo, así que no puedo compararlo con su obra más famosa. De todos modos, tampoco es imprescindible hacerlo, ¿verdad?


La historia se centra en el doctor Jackson Lemon, un rico estadounidense que viaja a Londres para acudir a unas jornadas sobre medicina, pero que, estando allí, se enamora de la joven Barberina, la segunda hija de Lord y Lady Canterville, el vivo ejemplo de una familia aristocrática venida a menos y golpeada por la pobreza. El joven la corteja mientras intenta convencer a sus padres para que permitan su matrimonio, pero la cuestión más importante de la historia es la siguiente: él desea llevársela a su tierra natal, Estados Unidos, pero no parece haber nadie que esté de acuerdo con esta decisión. Todos se presentan escépticos al respecto y le repiten continuamente que su esposa acabará marchitándose en un ambiente que no es el suyo. Además, le advierten que la muchacha podría terminar por regresar a Inglaterra... para no volver nunca más al nuevo mundo.
Se presentan varios obstáculos. Primero, el permiso para contraer matrimonio: él es un nuevo rico americano mientras que ella procede de la rancia aristocracia inglesa. Algunos miembros de la sociedad inglesa no ven con buenos ojos esa unión, pero con dinero de por medio todo se puede debatir. Segundo, la vida en el nuevo mundo: para una inglesa acostumbrada a vivir en medio de la verde campiña y a hacer lo que le plazca, una ciudad como Nueva York, donde lo único que se puede hacer es acudir a reuniones y organizar cenas de sociedad, acaba por parecerle aburrida e insulsa. Y tercero, la posibilidad de que, una vez de vuelta a Inglaterra para visitar a su familia, la muchacha decida no regresar a Estados Unidos, y por tanto todo vuelva a ser como al principio de la historia.

A falta de algo mejor, la historia no está mal. Sin embargo, no me ha calado demasiado hondo. Está claro que es una historia más sobre nuevos ricos, aristócratas en la bancarrota, el antagonismo entre el viejo y el nuevo mundo, los diferentes puntos de vista de las sociedades del siglo XIX... La protagonista hace gala de una indiferencia suprema con la que permite que la historia siga adelante sin altibajos emocionales. Aunque le dé nombre al libro, Lady Barberina no parece actuar en ningún momento. Es un personaje que se ve atrapado en la dinámica de los demás y se ve arrastrado, hasta cierto punto, por la historia que los demás están escribiendo.

La fotografía de la portada me gusta mucho, eso sí. Por desgracia, no aparece ninguna referencia a su título (si lo tiene) ni a su autor, ni nada de nada. Un tomo más para la colección de libros estilo biblia de Treviana.

24 de julio de 2017

Palabralogía, Virgilio Ortega

Lo sé. Hacía tiempo que no venía por aquí. Más de lo habitual.
La primera mitad de este año ha sido un tanto... ajetreada. He tenido muy poco tiempo libre y no lograba avanzar en mis lecturas, pero ahora que estamos de lleno en verano he conseguido unos días de asueto para terminar al fin este libro que tantas ganas tenía de comentar.
Es algo diferente de las lecturas que suelo comentarte aquí, pero espero que despierte tu interés tanto como me lo ha despertado a mí. Se trata de un libro de etimología, ya sabes, sobre el origen de las palabras. Sin embargo, aunque esta descripción te parezca un tostón, en realidad se trata de un libro muy ameno e interesante.


A diferencia de un diccionario etimológico habitual, en este libro no encontrarás toooodas las palabras de nuestra lengua, más que nada porque esa no es su finalidad. En él encontrarás muchas palabras, sí, pero también mucha cultura, muchas costumbres y, sobre todo, historia. Está dividido en cinco capítulos con tiempos y espacios diferentes. El primero está situado en el antiguo Egipto; el segundo, en la Grecia clásica; el tercero, en Roma y su momento de mayor esplendor; el cuarto, en la época de los Reyes Católicos y el descubrimiento de América; y, finalmente, el quinto se centra en el siglo XVIII y el desarrollo de las ciencias.
El autor, además de explicar en cada capítulo el origen de muchas de las palabras que utilizamos en el español actual, también nos ofrece datos históricos de gran interés, desde cómo se celebraban los juegos olímpicos hasta el sistema de clasificación de animales y plantas. Porque el contexto es muy importante para entender lo que se nos quiere decir.
Este libro consigue que la etimología, un campo denso y aburrido a priori, resulte ameno y, en ocasiones, hasta divertido.

Personalmente, la etimología siempre me ha gustado, así que supongo que me habría gustado el libro aunque hubiese sido redactado de un modo más académico, pero es verdad que, cuando se explica algo de una forma sencilla, cuidada y entretenida, se disfruta muchísimo más. Además, se aprende un montón, algo que nunca está de más. Te lo recomiendo al cien por cien. Aunque ahora no te guste la etimología, seguro que con este libro te empieza a gustar.

30 de enero de 2017

Planilandia, Edwin A. Abbott

Reconozco que me ha costado un poquitín terminar este libro.
Ya te comenté el año pasado que estaba leyéndome varios libros a la vez y, aunque mi deseo era terminarlos todos antes de año nuevo, desgraciadamente no me ha sido posible cumplir tal propósito. Pero no importa, más vale tarde que nunca, y nunca debemos forzar lo que no cede con facilidad.
Se trata de un libro de alto contenido matemático y social, y necesita ser leído con detenimiento y paciencia.


Se trata de Planilandia o, como puede que lo conozcas, Flatland en inglés original. Y digo que puede que lo conozcas así porque en la serie de televisión The Big Bang Theory, el personaje de Sheldon Cooper lo menciona en uno de sus capítulos. Te dejo a continuación el fragmento de dicho momento, cortesía del canal de YouTube RoisiCream.


El autor, Edwin Abbott, al igual que Lewis Carroll, era especialista en matemáticas y teología, aunque de la universidad de Cambridge. Y, al igual que Alicia en el país de las maravillas, esta novela nos muestra una historia fantástica mezclada con una dura crítica social de la época en la que fue concebida. Tiene de todo.

En esta historia se habla de las distintas dimensiones que pueden existir y de los habitantes de cada una de ellas, desde la dimensión cero hasta la tercera dimensión (e incluso se menciona una cuarta). Básicamente es un tratado de geometría.
El narrador y protagonista principal es un cuadrado, culto y respetado, que en la primera parte nos explica la naturaleza y funcionamiento de su mundo, la segunda dimensión: las figuras que se pueden encontrar en ella, cómo se identifican entre ellos, cómo se divide la sociedad según su forma, las leyes inflexibles por las que se rigen... En la segunda parte de la novela, el protagonista nos cuenta la visión y experiencia que él tiene en persona sobre otros mundos diferentes al suyo, desde Linealandia hasta Espaciolandia, y las características de estos.

Resulta una lectura muy interesante y, además, en algunas ocasiones cuentas con dibujos que ayudan a que entiendas el concepto que en ese momento está explicando. Pone a prueba nuestra capacidad de percepción y deja al decubierto la rigidez con la que funcionan algunas partes de la sociedad. Lo recomiendo encarecidamente.

Por cierto, existen un cortometraje y una película basados en este libro. Si te interesa, te dejo la página web de la película aquí mismo.