18 de abril de 2015

El parásito, Arthur Conan Doyle (Vampiros)

Hola de nuevo. ¿Todo bien? Sé que no escribo muy a menudo, pero no te sientas abandonado/a, sabes que siempre vuelvo, aunque sea un poquito tarde.

Por fin llegamos a los relatos narrativos del volumen, y el primero de ellos es del creador de Sherlock Holmes y sus aventuras, Arthur Conan Doyle. El título da mal rollo nada más leerlo, y no me lo puedes negar: El parásito. Qué mal rollete ya de entrada. Está redactado a modo de diario, con entradas que van del 24 de marzo al 5 de mayo.
El protagonista es Austin Gilroy, profesor de universidad y científico empedernido. Un compañero suyo, el profesor Wilson, es un científico interesado en las artes... ¿místicas, debería decir? En el alma, el espíritu, su conexión con el cuerpo y bla, bla, bla. Al ser un campo tan poco investigado, siente que hay mucho por descubrir y su interés se centra en ello al 100%, mientras que Gilroy es un escéptico materialista: si no hay pruebas sólidas que respalden una hipótesis, la rechaza por entero. Una noche, Wilson lo invita a su casa para que conozca a una mujer que posee el poder de hipnotizar y controlar a la gente: la señorita Penelosa. Gilroy se burla de dicho poder, e incluso del aspecto físico de la mujer, un tanto pálida, ojerosa y coja. La señorita Penelosa realiza una demostración de su habilidad "magnetizando" (así lo llaman) a la prometida de Gilroy y, tras ver el resultado más que positivo, este cambia de opinión y decide investigar esa capacidad tan singular. Para ello, se ofrece como sujeto de prueba y realiza numerosas sesiones de magnetización, tras las cuales anota los resultados de cada fase y los cambios que siente en sí mismo. Sin embargo, no todo va tan bien como al principio parecía...

Inquietante, ¿verdad? Es un buen relato, me ha gustado mucho. Doyle era un aficionado al espiritismo, cosa bastante extendida en la sociedad victoriana. No era extraño encontrarse con científicos bien posicionados interesados en el más allá, en los fantasmas y demás seres sobrenaturales. Resulta contradictorio, pero así era. Doyle empezó a aficionarse a ello tras la muerte de su hijo. Fue un duro golpe emocional para él.
Me encanta la época victoriana, es mi mayor pasión. No sé mucho sobre ella, pero siempre intento informarme bien y absorberlo todo, y luego puedo comentarlo contigo. No te cortes en escribir comentarios, son todos bienvenidos.

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