¡Hola de nuevo! Pretendía escribir esta estrada ayer, pero... bueno, unas cosas llevaron a otras y no pude sentarme delante del ordenador en todo el día. Fue un día agotador.
Hoy le toca el turno a Alejandro Dumas, el autor de Los tres mosqueteros (no confundir con los mosqueperros, aunque sean primos hermanos) o El conde de Montecristo.
La dama pálida hace referencia a la protagonista y narradora del cuento, Jadwige, una joven polaca que se ve obligada a abandonar su morada por la guerra mientras su padre la defiende a capa y espada. Su objetivo es llegar al convento donde su madre ya se refugió en su juventud por el mismo motivo, pero, desgraciadamente, no llega nunca a su destino. Por el camino, unos bandidos moldavos capitaneados por un hombre de larga melena azabache asaltan su comitiva y matan a uno de sus acompañantes. Sin embargo, un joven rubio llega a tiempo y la defiende. Con tanto ajetreo la buena moza se desmaya, y cuando recupera los sentidos, se encuentra en un castillo al borde de un acantilado lleno de puertas y sirvientes. El chico que la ha rescatado, Gregoriska, se presenta y le cuenta su vida: que si el castillo es de su madre, que si su madre es una princesa moldava, que si él es el hijo de su primer matrimonio y el otro de pelo negro y duro semblante es el hijo del segundo casamiento, que si no se llevan muy bien... Es una gran historia familiar. En resumen, que la convence de que estará muchísimo más segura en el castillo bajo su vigilancia que en un convento por ahí. La chica no se niega a obedecerle en ningún momento, pues está enbelesada del joven rubio y apuesto que tan bien la está tratando. La chispilla que tiene la historia es que, fíjate qué coincidencia, los dos hermanos están enamorados de la muchacha, a pesar de ser tan diferentes: Gregoriska es un chico europeo, todo un caballero, culto e interesado por el saber; Kostaki, el moreno, es un moldavo más bien violento que gusta de montar a caballo y cazar, con un temperamento salvaje. ¿Y a qué pretendiente elige? Obvio. Sin embargo, no todo es maravilloso, pues justo la noche en que los dos tortolitos iban a escaparse, encuentran a Kostaki muerto. ¡Giro argumental! ¿Qué ha pasado? Ay, eso es lo que tendrás que averiguar por ti mismo. Y hasta aquí puedo leer.
Sin entrar mucho en detalles, me ha gustado mucho la historia. La forma en la que se resuelve no me acaba de convencer, pero... voy a darle mi voto de confianza a Dumas. Lo hizo lo mejor que pudo. La recomiendo, sí, sí, sí. Si te he dejado con la miel en la boca, lo siento, pero no quisiera explicar demasiado el final. Eso sí, si me pides en un comentario que la extienda, puedo extenderla un poquito más. Seré buena.
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