28 de mayo de 2015

Berenice, Edgar Allan Poe (Vampiros)

Hace unos años me compré un tocho de libro en el que estaban recopilados todos (o, almenos, eso creo) los cuentos que Edgar Allan Poe había escrito en su corta y trágica vida. Desde El escarabajo de oro hasta El gato negro, pasando por El pozo y el péndulo, La caída de la casa Usher o El cuervo, el libro estaba bastante completito. Me gustó muchísimo, pero reconozco que me los leí con tanta prisa que, siendo sincera, ya no me acuerdo de casi nada. Algunos incluso no llegué a comprenderlos del todo. Pues fijaos cuál fue mi sorpresa cuando me encontré con el cuento titulado Berenice en el recopilatorio de vampiros del que llevo hablando dos meses. No recordaba haber leído nada relacionado con vampiros en los relatos de Poe, y, la verdad, sigo sin encontrar la relación. Bueno, miento, en cierto modo entiendo por qué lo han incluído de esta recopilación, pero... no acaba de convencerme del todo. Aún así, el relato es precioso. Preciosamente terrorífico. Como Poe manda, sí señor. Te cuento...

El narrador es Egaeus, un joven enfermizo dedicado a los libros. Cuenta (con mucha palabrería poética, como es el estilo de Poe) que tiene una prima, Berenice, que es todo lo contrario a él: jovial, alegre, sana. Los dos primos se llevan de maravilla a pesar de ser tan diferentes el uno del otro. De repente, Berenice cae enferma y le diagnostican epilepsia, que en ocasiones termina en catalepsia (esto es, cuando alguien parece estar muerto,pero realmente no lo está). Egaeus descubre que ella siempre ha estado enamorada de él, y, sin saber muy bien por qué, le pide en matrimonio. Estando en la biblioteca leyendo, Egaeus ve ante él lo que parece ser el espectro de su prima. Digo espectro porque es así, con  un semblante más bien tétrico, a pesar de seguir viva. Este le sonríe, y entonces Egaeus queda prendado de aquella hilera de dientes de marfil, perfectos y blancos. El espectro desaparece, pero la imagen de los dientes sigue presente en la mente del joven. Momentos más tarde, le anuncian que Berenice ha muerto. Tras el entierro, Egaeus se despierta en la biblioteca sin recordar nada de lo que ha hecho desde el entierro hasta la noche. Su única pista es una cajita sobre su escritorio. ¿Qué le ha pasado? ¿Qué hay en esa cajita? Ay, amigo, si los muertos hablaran...

 Es un relato genial, terrorífico, escalofriante. Ya conoces la reputación de Poe, es el maestro del terror. Sin embargo, lo siento, pero no entiendo por qué han añadido este relato en la recopilación, porque vampiros, lo que se dice vampiros, no aparece ninguno. Pero bueno, prefiero que lo juzgues tú mismo. Hazme saber tu opinión una vez hayas leído el cuento. Además, te recomiendo todos los cuentos de nuestro amigo Edgar, no tienen desperdicio. Alguno te parecerá un rollete, pero en general todos son magníficos. Y su estilo es impecable. Muy elaborado y un poco rococó. Me gusta.

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