Vaya, qué pronto he vuelto esta vez. ¡Sorpresa! Es que el relato del que hoy voy a hablarte era bastante corto, y además he tenido tiempo libre para leerlo, así que chachi piruli.
El título no deja nada a la imaginación, ya de entrada sabes qué te vas a encontrar. Por lo visto, Ernst Theodor Amadeus Hoffmann se quedó tan ancho poniéndole Vampirismo a un relato sobre vampiros necrófagos. Pero oye, fue su elección y está muy bien. Investigando un poco sobre él he descubierto que fue el autor de El cascanueces y el rey de los ratones, historia adaptada para ballet por Tchaikovsky, mi compositor favorito desde siempre. Cuando era pequeña, mis películas de animación favoritas eran, a parte de Dumbo, El cascanueces y El lago de los cisnes, las veía a todas horas gracias al maravilloso VHS, al que aún idolatro.
El relato habla del conde Hippolyt, un joven que acaba de heredar la fortuna de su padre, quien acaba de fallecer. En edad de contraer matrimonio, le recomiendan que visite la corte para buscar a la candidata perfecta para él, pero le importuna la visita de una vieja baronesa, que resulta ser un familiar lejano de su padre. Por lo que su difunto padre le comentó, se trataba de una mujer que más valía evitar a toda costa, pues era un ser desagradable a más no poder. El joven, al desconocer las razones por las que su padre despreciaba a la anciana y, además, por la bella y dulce hija que la acompañaba, la acepta en su castillo y les permite residir allí. Como puedes suponer, el chico se enamora de la muchacha, de nombre Aurelie, e intenta congraciarse con ella, lo cual no le resulta nada difícil, la verdad. Los dos tortolitos se comprometen y, justo cuando llega el día de la boda, ¡ay, misericordia!, la anciana fallece. ¡Chan, chan, chan! Y la pobre Aurelie empieza a padecer nerviosismo, angustia y terror por algo que Hippolyt desconoce. Preocupado por ella, acelera la celebración de la boda. Sin embargo, eso no modifica demasiado su conducta y la chica empieza a comportarse de una forma muy extraña. ¿Qué será lo que le acontece a Aurelie? Ay, sólo su madre lo sabe.
No sé tú, pero me parece que la mayoría de los vampiros que han aparecido en los relatos de los que hemos hablado son mujeres, ¿no es así? ¿O es cosa mía? Tiene gracia porque ahora, en la actualidad, en muchas de las historias vampíricas son los hombres los vampiros protagonistas. ¿Qué ha pasado, señoras y señores? ¿Qué prefieres: hombres vampiro o mujeres vampiro? ¿O ambos? ¿O te es indiferente? ¿O no te gustan los vampiros? ¿O no te gustan los hombres ni las mujeres? Preguntas que nunca serán respondidas, o tal vez tardarán un tiempo en ser contestadas. Siéntete libre de participar en la discusión.
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