Con el relato de hoy volvemos a encontrarnos a la figura del vampiro en la mujer, esta vez con nombres y todo: Carmilla. Ya me leí esta historia el año pasado, pero me la he vuelto a leer para tenerla más fresca y porque, seré sincera, me gusta.
Laura es una chica que vive con su padre, el ama de llaves, la institutriz y algunos sirvientes en un castillo perdido allá por Austria. Viven prácticamente aislados del mundo, rodeados de bosques y con el pueblo más cercano a una millas de distancia. Rara vez reciben visitas. Sin embargo, un día llega un carruaje que, precisamente, se vuelca en la puerta del castillo. De su interior salen dos personas: una mujer y su hija. La madre ve con amargura el desastre y teme no poder llegar a su destino a tiempo, además de sufrir por la hija, que, debido al gran golpe, se había desmayado. Como ayuda, el padre de Laura le ofrece su castillo para que su hija se recupere y la espere a su vuelta. La mujer acepta su ofrecimiento y deja a su hija al cargo del buen hombre mientras ella se marcha con el carruaje. Sin lugar a dudas, las dos muchachas traban amistad enseguida, aunque, al principio, Laura siente tanto atracción como rechazo por la joven. Intenta averiguar cosas sobre ella, pero nunca le revela su procedencia, ni su apellido ni nada. Sólo sabe su nombre: Carmilla. A veces da muestras de un comportamiento insólito y extraño y, además, parece estar enamorada de Laura, lo que la perturba constantemente. En el pueblo cercano empiezan a morir chicas jóvenes, una detrás de otra, y todas parecen haber fallecido por la misma causa, atribuída a una enfermedad mental o de nervios que se propaga por el aire. Entonces Laura empieza a tener sueños y sensaciones que la inquietan, y cada vez se siente más frágil y cansada. A su vez, Carmilla actúa de un modo más y más desconcertante...
La primera vez que lo leí fue en la biblioteca de la universidad, donde había un ejemplar escondido en la estantería de literatura extranjera (si no recuerdo mal). Me extrañó un poco encontrarlo allí, más que nada porque soy una mojigata que piensa que estos libros suelen estar en librerías llenas de polvo escondidas en un callejón oscuro, mientras que, en realidad, te los venden en cualquier parte siempre y cuando pagues por ellos (esa parte es importante).
Por lo visto, tras investigar un poquito, la historia gusta tanto que se ha adaptado en numerosas ocasiones, tanto para el cine como la televisión, e incluso los cómics, la música, los videojuegos... Supongo que en la mayoría de ellos aparece como la amiga/amante/conocida/ayudante/sirvienta/papel femenino para rellenar del conde Drácula, el vampiro por excelencia. Aún así, creo que es un buen personaje y se le puede sacar mucho partido (¿más del que ya se le ha sacado?). Además, Le Fanu tiene mérito por incluir el tema del lesbianismo de una forma tan sutil, enmascarado por el ansia de sangre. Recomiendo este relato sin lugar a dudas.
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