Hola de nuevo, ya sólo faltan dos relatos para acabar el libro y... sé que lo he alargado demasiado. Es un libro muy corto y puede que te haya resultado interminable, con eso de parar y contar cada relato. Teniendo en cuenta la longitud, a mí me resulta increíble no haberlo acabado ya, pero claro, debo tener en cuenta el blog. Si no estuviera este blog, hace días que lo habría terminado. ¡Pero alegría! Dentro de poco podremos cambiar de libro y hablar de otras cosas. Por el momento, paciencia.
Este relato se titula La cámara roja. El narrador es un sepulturero que, junto con otros seis compañeros de profesión, crean una especie de organización secreta para contar historias de terror, porque, por lo visto, los sepultureros se aburren mucho en su trabajo. Se reúnen en una sala roja, con cortinas rojas y sillones tapizados de rojo y, a la luz de un candelabro, se cuentan historias. SIn embargo, en esta ocasión, hay un miembro nuevo que desea formar parte del grupo y, para ello, decide contar un historia de su propia cosecha, una historia real. Este hombre, de nombre Tanaka, explica que él, como ellos, también vive aburrido y sin emoción, buscando constantemente la forma de hacer desaparecer el tedio. Tras un acontecimiento inesperado, descubre que la solución es el crimen. Llega a la conclusión de que matar a gente aliviará su situación, por lo que empieza a tramar formas de matar sin que parezca que su intención sea acabar con la otra persona. Así pues, se propone matar a cien personas, cada una de una manera diferente y sin que nada ni nadie pueda culparlo.
Volvemos al tema del crimen perfecto y, también, volvemos a encontrarnos con la psicología y el papel que tiene en este tipo de historias. En este relato juega un papel bastante importante. Nunca lo hallan culpable de ninguno de los crímenes, porque, en realidad, se atribuye esas muertes al no hacer nada por impedirlas. No sé cómo explicarlo, perdona si te hago un lío con esto. Quiero decir que el tipo en cuestión es culpable de las muertes porque, en su momento, no hizo nada por evitarlas. La verdad es que, aunque simple, es realmente intrincado. Además, el final del relato no me lo esperaba para nada, ha estado muy bien. Esta es una de mis historias preferidas, creo yo.
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