25 de diciembre de 2015

El elogio de la sombra, Junichiro Tanizaki

¡Buenos días y felices fiestas!
Hoy es un día marcado en el calendario por las fiestas de Navidad. Yo no soy muy devota, es más, no profeso religión alguna, así que estos de días festivos los suelo celebrar por los compromisos que te crean con la familia y los amigos.
Últimamente ando muy atareada en el trabajo y no tengo demasiado tiempo libre, por eso he querido aprovechar el día de hoy y me he tomado un descansito para poder escribir esta entrada. A veces necesitamos desconectar para poder cargar bien las pilas y volver a la marcha.

El libro que hoy nos ocupa no es muy navideño, pero es que tampoco era esa mi intención. De hecho, las historias centradas en la Navidad no me suelen gustar mucho. Todas esas películas que ponen en la tele a la hora de la siesta y cuyo argumento gira alrededor de "Santa Claus", "Frosty, el muñeco de nieve", niños, y, cómo no, el amor, no me gustan nada de nada. Pero oye, me alegraré muchísimo si a ti te gustan. Para gustos, los colores.
Una vez más vuelvo a la literatura japonesa, esta vez con un autor que hasta hace poco desconocía, pero que me ha abierto los ojos a un abanico muy interesante de lecturas. Pertenece a la misma época que algunos de mis autores preferidos, como Yukio Mishima, Yasunari Kawabata o Natsume Soseki: se trata de Junichiro Tanizaki, y el libro, El elogio de la sombra.


 Una vez más, me veo obligada a comentar la encuadernación de este libro, porque es monísima. Podría considerarse un libro de bolsillo, porque no llega a los 16 cm de alto, y el grosor es de poco más de 1 cm (sólo tiene cien páginas, ya ves). Está encuadernado en tela... ¿tela de saco? No sabría decir qué tipo de tela es exactamente, con su nombre científico y todo, pero es una tela algo áspera, pero agradable al tacto, de color azul oscuro y, como podrás apreciar en la imagen, con el título de la portada en amarillo claro. Además incluyo un marcapáginas del mismo color chillón.

Bueno, voy al meollo del asunto. Se trata de un ensayo sobre el uso de la sombra y la oscuridad en la cultura japonesa. Mientras que en Occidente nos emperramos en llenarlo todo de luz, de brillo y de claridad, los japoneses han aprovechado al máximo el uso de la oscuridad en muchos y diferentes ámbitos: la arquitectura, los utensilios cotidianos, la estética, el arte y demás.

Explica que, desde tiempos remotos, los japoneses se han visto, digamos, "obligados" a permanecer entre las sombras: cuando no había luz eléctrica, el hogar estaba inmerso en la oscuridad; en los calurosos veranos, la mejor forma de refrescarse era (y sigue siendo) permanecer a la sombra. En Occidente, durante siglos hemos intentado solucionar estos inconvenientes incluiyendo por todos lo medios posibles una fuente de luz, ya fuera con velas, lámparas de aceite o, más recientemente, la electricidad. En cambio, los japoneses aceptaron esa oscuridad y le sacaron partido. Buscaron la utilidad de las sombras y lo aprovecharon como fuente de belleza. Como bien dice el autor, supongo que la mayor parte del ambiente misterioso de Oriente se debe precisamente a los juegos de sombras que tan bien dominan.

Es pura poesía para la mente. Tanizaki habla con una elocuencia envidiable y utiliza muchísimos ejemplos con los que ilustra y defiende su opinión que, diría yo, es muy acertada. Recomiendo encarecidamente este pequeño ensayo, y mi intención es leer más obras de este autor, sean ensayos o novelas. Esta ha sido una breve introducción al autor, que va encaminado a convertirse en uno de mis favoritos. Espero con ansia volver a leerlo pronto.

21 de noviembre de 2015

El año de Saeko, Kyoichi Katayama

¡Hola de nuevo!
Traigo hoy un libro que me prestó una buena compañera de trabajo hace unas semanas, y que por fin he podido leer. Entre unas cosas y otras no había podido sentarme a leerlo con tranquilidad y, aprovechando un viaje de tren desde Castellón hasta Gijón (unas nueve o diez horas), he tenido tiempo de sobra para acabarlo. Así que aquí te lo traigo.
Se titula El año de Saeko, de Kyoichi Katayama. No había oído hablar nunca de este escritor japonés, pero eso sólo hizo que mi curiosidad aumentara. Ya sabes, estoy más versada en los autores japoneses de principios de siglo XX, y este es mucho más actual.


A ver, el libro narra básicamente el día a día de una pareja, Saeko y Shun'ichi (no sé realmente por qué se escribe ese apóstrofo, pero si lo sabes, te agradecería mucho que me lo explicaras). Él es programador informático en una empresa y ella es ama de casa, aunque tiene a su cargo algunas máquinas expendedoras, así que también se ocupa de rellenarlas cuando el tabaco o las bebidas se agotan. Las máquinas expendedoras en Japón son un mundo aparte, en serio. Hay una, dos o más en cada esquina de cualquier calle del país y, además, las bebidas pueden ser calientes o frías. Aunque no sólo venden bebida y tabaco, ¡ay, no! Hay máquinas expendedoras de todo tipo, ¡incluso de bragas sucias! ¿Te lo puedes creer?
Ejem, voy a cerrar este no tan breve inciso y seguir adelante.
Saeko está embarazada, así que procura cuidarse mucho. No obstante, ese bebé no es suyo. Su hermana Izumi, a quien le extirparon el útero, no puede tener hijos a pesar de desearlo con toda su alma. Tras barajar diversas opciones, se decanta por pedirle a su hermana Saeko que sea su madre de alquiler. Fecundarían los óvulos de Izumi con lso espermatozoides de su marido Toshio y los implantarían en el útero de Saeko. Aunque un poco inseguros, Saeko y Shun'ichi aceptan aquella proposición. Desgraciadamente, durante el proceso, Saeko empieza a desvariar y parece perder la razón. Ante tal comportamiento esquizofrénico, Shun'ichi intenta proteger a su mujer de sí misma y lucha por mantenerla a salvo, tanto a ella como al bebé.

El hilo argumental está bien, un poco soso si eres de los que te gustan las historias con acción, emoción, altibajos y desmadres. La lectura es muy relajada, porque, bueno, el día a día de una persona no es siempre tan frenético como nos quieren hacer creer las películas. Creo que es lo que en el mundo del manga se suele llamar slice of life, personajes cotidianos en escenas cotidianas e historias sencillas y cercanas.
Lo que no me gustó fue las reflexiones que intenta hacer sobre la vida y la muerte, porque las encuentro un tanto forzadas. Es como si el escritor se obligara a sí mismo a sacar punta de una situación que, con la simple narración, ya nos puede dar que pensar. Cuando empieza en plan filosófico, se pierde el interés.

11 de noviembre de 2015

Obra suspendida, Evelyn Waugh

Hola y bienvenido seas, visitante habitual, esporádico o primerizo, a este humilde blog sobre literatura.

Bueno, hecho ya el saludo de presentadora de televisión, voy a lo de siempre. ¿Cómo te ha ido el mes? Porque ha pasado más o menos un mes desde la última vez que escribí, como sieeeempre. Ojalá tengas buenas (o malas) nuevas que contarme, me interesaría mucho saber de ti.
Por mi parte, pocas novedades. Sigo metida en medio de una ola de trabajo continuo que, tarde o temprano, llegará a su fin, pero que, por el momento, intento disfrutar tanto como puedo. He tenido poco tiempo para leer, desgraciadamente, pero he realizado algunos hallazgos que podrían ser interesantes.

El primero de ellos es el libro que ocupa esta entrada, titulado Obra suspendida y escrito por el inglés Evelyn Waugh. Contrario a lo que pueda parecer, sí, se trata de un hombre, a pesar de tener un nombre que evoca una figura femenina. No es algo descabellado, pues en muchos países existen nombres unisex, pero claro, si no conocemos al autor o autora, nos puede llevar a error.

Es una obra, cuanto menos, curiosa, pues, como su nombre indica, fue suspendida en 1941, es decir, no está terminada. Su extensión es de dos capítulos, básicamente descriptivos, pero que también poseen algo de acción. Sin embargo, al ser una obra inconclusa, el final no es un final real, claro está. Te quedas en medio de una historia que, de repente, se congela y de la que no puedes saber nada más. Cierto es que, al final del libro, se añade un epílogo en el que, en cierto modo, se aclara un poco el resto de la trama, pero sigue sin ser lo mismo que leer una trama realmente desarrollada.
También aparece una carta al principio de la obra, escrita por el propio Waugh, y dirigida a Alexander Woollcott, en la que le cuenta que no puede acabar la historia porque «el mundo en el cual y para el cual estaba destinado ya no existe». Para explicar esto, debemos contextualizar la obra, aunque, ya que anteriormente he mencionado el año 1941... puedes hacerte una idea, ¿verdad? Empezó la obra justo antes de que explotara la II Guerra Mundial y, debido a los grandes cambios que sufrió Reino Unido (y el mundo, en general), se vio incapaz de seguir escribiendo, a pesar de ser, según él, lo mejor que había escrito nunca.


Pero hablemos de la trama y los personajes, al menos un poquito.
El narrador es el propio protagonista, John Plant, un escritor de novelas policíacas en la treintena e hijo de un pintor inglés de cierta fama. Estando en Fez recibe una carta de su tío, en la que le comunica que su padre ha fallecido en un accidente de tráfico, atropellado por un coche, así que decide volver a Londres y arreglar los asuntos de su padre... si su tío no los ha arreglado ya. De espíritu inquieto y cansado de la rancia atmósfera aristocrática en la que su padre vivía enclaustrado, John decide vender la casa, reunir el dinero que pueda y... averiguar qué hacer con él. Vuelve a reunirse con sus viejos amigos de universidad al mismo tiempo que acaba conociendo al responsable de la muerte de su padre, un hombre de clase baja, con mil tretas escondidas en la manga, aunque de buen corazón. Un día conoce por fin a la esposa de su amigo Roger Simmonds, Lucy, y traba muy buena amistad con ella, aunque, en su subconsciente, parece haberse enamorado de ella.

Y poco más te puedo decir sin contar los dos capítulos enteros de pe a pa. Ya ves, es una novela brevísima, y es muy agradable de leer. Además, me encanta la encuadernación de Treviana. Es lo que yo llamo (y los demás también) «edición Biblia»: cuero, que no será cuero, negro con interior rojo y cinta marcapáginas del mismo color. De esta colección poseo dos libros más: El retrato de Dorian Gray y El extraño caso de Dr. Jekyll y Mr. Hyde, dos de mis libros favoritos.

18 de octubre de 2015

La tesis de Nancy, Ramón J. Sender

Hola otra vez.
Llevo un mesecito algo agitado entre el trabajo y algunos compromisos que me han ido surgiendo, pero por fin puedo sentarme frente al ordenador y hablarte del último libro que he leído.
Lo he acabado de leer hace a penas unos minutos, y he querido escribir esta entrada de inmediato para poder dedicarme a otros menesteres esta tarde. Siento no poder pasar más tiempo contigo hoy, pero cuando la agenda está apretada, incluso los domingos son días laaborales.

El libro se titula La tesis de Nancy, y es, por lo que me comentó un compañero de trabajo, el único libro de Ramón J. Sender que podría calificarse de divertido. No he leído nada más de Sender, pero mi compañero parecía bastante seguro de lo que decía. Por lo visto, Sender escribió muchas obras históricas, en las que destacan temas como la guerra civil, el anarquismo y demás movimientos revolucionarios, e incluso realizó varias autobiografías. Vamos, que era bastante serio.

Sé que este libro resalta bastante en mi lista de lecturas porque, bueno, es la primera obra española de la que escribo en el blog. Obviamente, no es el primer libro de la literatura española que leo (he crecido y estudiado en España, por favor), pero sí es la primera reseña que hago en el blog sobre un libro de nuestra literatura. Reconozco que hacía muchísimo tiempo que no leía algo que no fuera una traducción. Ya sabes, mis intereses me empujan fuera de la frontera. Sin embargo, nunca le he declarado la guerra a la literatura escrita en español, es más, debería leer más en mi lengua materna.

Bueno, dejemos este tema a un lado. El libro me lo recomendó mi madre. Por lo que ella me contó, fue el primer regalo que le hizo mi padre (ay, qué bonito) y aún lo conserva con mucho cariño. El libro se publicó por vez primera en 1962, pero creo que esta edición es del año 1985. Podrás comprobar la estado del libro en la foto que adjunto en la entrada. El título es prácticamente ilegible, pues ha desteñido y se ha mezclado con el color de la portada.


¿Lo ves? Yo tampoco.
El libro es una recopilación de cartas escritas por Nancy, una joven estadounidense que llega a España, y, más concretamente, a Alcalá de Guadaira (Sevilla), para escribir su tesis doctoral. Estudia filología y antropología, y su objetivo es redactar una tesis sobre los gitanos consiguiendo la información de primera mano. A pesar de hablar castellano casi perfectamente, la chica no capta algunas expresiones, dichos, juegos de palabras y demás giros lingüísticos que los andaluces emplean al hablar, por lo que resulta divertido leer las explicaciones y razonamientos (la mayoría equivocados) que hace para explicárselo a su prima Betsy, la destinataria de las cartas.

Los primeros capítulos me hicieron gracia por los enredos mentales y los equívocos de la chica, pero el resto del libro, al ser más de lo mismo, cansa un poquito. Claro está que no todo el libro trata de los problemas de comunicación que se plantean. También está el día a día de Nancy, sus viajes por diferentes pueblos de los alrededores, las reflexiones históricas que hace, la gente que conoce...
Podría decirse que hay tres opciones de lectura: la primera, centrarse en los equívocos lingüísticos de la protagonista; la segunda, centrarte en las acciones y acontecimientos que narra; y la tercera, no centrarte en nada (o en todo) y leerlo como cualquier otro libro.

Es bastante entretenido, de verdad, pero ten en cuenta que habla de una época algo alejada de la actual. Con esto no quiero tachar a nadie de viejo, oye, simplemente advierto que el país y la sociedad española de los años sesenta no son iguales a los del siglo XXI. Mientras tengas esto en cuenta, podrás disfrutar el libro tanto como quieras.

A mí me ha parecido interesante, pero creo que no lo volvería a leer. O quizás sí, pero sólo algunos fragmentos.

12 de septiembre de 2015

My Drunk Kitchen: A Guide to Eating, Drinking and Going with your Gut, Hannah Hart

Hola de nuevo. Dos veces en dos días, qué bien. De vez en cuando me alegra escribir con tanta frecuencia. El motivo de volver tan pronto es que me estuve leyendo dos libros a la vez y, fíjate qué coincidencia, los he terminado al mismo tiempo. De este modo puedo escribir más a menudo, aprovechando también que ahora tengo más tiempo libre.

El libro que nos ocupa hoy también está en inglés, pero proviene de Estados Unidos, a diferencia del de ayer. Se trata del primer (y único, por el momento) libro de la youtuber Hannah Hart, y lleva por título el nombre de su... ¿debería llamarlo programa?... programa en Youtube: My Drunk Kitchen.


Empecé a seguir a Hannah tras su colaboración con el canal ThreadBanger hace un año, más o menos. Me divertí mucho viendo aquel video, entonces busqué su canal y empecé a ver sus vídeos.
My Drunk Kitchen es un programa de cocina poco convencional. Es cierto que en él se preparan diversos platos, muchos de ellos realmente apetecibles, pero hay dos cosas que lo hacen diferente de otros canales de cocina: la primera, que Hannah lo prepara todo mientras bebe algún tipo de bebida alcohólica (no te preocupes, sus locuras en la cocina siempre están supervisadas por una o varias personas); y la segunda, que sus recetas siempre estan impregnadas de consejos y reflexiones sobre diferentes rasgos de la vida: la familia, la amistad, el trabajo, la sexualidad, nosotros mismos...
Así que el libro es como una extensión de su canal. Además de encontrar recetas de cocina un tanto peculiares, también ofrece consejos y muchos ánimos para enfrentarnos a nuestros problemas, para mejorar como personas y, en definitiva, vivir más felices.

Hannah Hart me parece una chica muy agradable, eufórica y amante de la vida. Sus juegos de palabras y chistes malos hacen reír hasta al más sieso de los seres humanos. Además, si se encuentra en compañía de alguna de sus amigas, la diversión se multiplica y puedes acabar tirado en el suelo con dolor de barriga y de mandíbula. A mí me gusta mucho. Sus palabras y consejos me ayudan a ver las cosas más claras.
A veces necesitamos que otra persona nos diga las cosas en voz alta, aunque ya las sepamos, para darnos cuenta de la realidad.

Por si tienes curiosidad, te dejo aquí su canal de Youtube. No tiene desperdicio.

11 de septiembre de 2015

Debrett's A-Z of Modern Manners

Buenas, compañera o compañero de lectura. Hace unas semanas que volví de Japón y me he tomado un tiempo de descanso y asueto para recuperarme del viaje. Tiene gracia que diga esto cuando se supone que, en un viaje, el objetivo principal suele ser descansar de la rutina diaria y tomarse un tiempo de calma y tranquilidad. ¡Pues no! Esta vez, mis compañeros de ruta y yo no hemos parado ni un segundo, íbamos de un lugar a otro sin tiempo que perder, "a tope de power". De hecho, andábamos una media de 17 km/día que, al menos para mí, es muchísimo, teniendo en cuenta que en mi casa hago 0 km/día (a no ser que coja el coche).
Bueno, voy a dejar ese tema de una vez y hablaré de lo que realmente nos concierne aquí: libros, libros, libros. Creo que este es el primer libro del blog que no está en lengua castellana. La balada de la cárcel de Reading no voy a contarla porque leí tanto el texto original como la traducción. Más que un libro, se trata de una guía. No me malinterpretes, no me refiero a las de autoayuda. Se trata simplemente de una guía de buenos modales o, siguiendo el título, de modales modernos: se llama Debrett's A-Z of Modern Manners.


¿Pero quién o qué es Debrett's? Eso me pregunté yo en una ocasión. Debrett's es una editorial inglesa que lleva publicando manuales, compendios y guías sobre etiqueta y modales desde 1769. Yo que soy una simple plebeya siento cierta curiosidad por los procedimientos que en su momento se inventaron los aristócratas y nobles para regular sus encuentros y reuniones. Cómo vestirse, qué decir, cómo comer... en definitiva, cómo darle vidilla a su aburrida existencia. No todos somos tan afortunados de necesitar un trabajo diario para subsistir.
Sin embargo, hoy en día también publican guías para la gente de a pie, en las que explican cómo comportarse en sociedad, y esta es una de esas guías. Cubre temas muy diversos, desde qué hacer (y no hacer) en una galería de arte hasta cómo comerse unos caracoles. Algunas entradas me han parecido muy interesantes y bonitas, como la de la amistad o la de escuchar. Todo está explicado de una forma muy correcta y comprensible, con toques de humor por aquí y por allá.
Obviamente, al tratarse de una guía para la población inglesa, hay algunos rasgos que a los extranjeros nos pueden parecer extraños o desconocidos, e incluso exagerados o totalmente innecesarios, por lo que recomiendo mantener una mente abierta y curiosa mientras se lee. Se puede aprender mucho de su cultura con un libro como este. ¿Qué les gusta, cuál es su grado de tolerancia, qué no deberías hacer nunca, cómo impresionarles?
Advertencia: es un libro que (que yo sepa) sólo está en inglés, por lo que necesitarás conocimientos del idioma para poder leerlo. O si no, siempre puedes pedirle a un amigo que te lo lea y pasar un buen rato juntos.

Te dejo su página web aquí por si te ha entrado la curiosidad o quieres saber más sobre la editorial y sus publicaciones.

16 de agosto de 2015

Kokoro, Natsume Soseki

Buenas, aficionado o aficionada a la lectura con paciencia infinita para esperar mis idas de olla.
En un par de días me voy de viaje a Japón, y había pensado que estaría chachi escribir este mes sobre alguna obra de la literatura nipona. Soy bastante fan de este país, como seguro que captaste al leer las entradas sobre Edogawa Rampo y Yasunari Kawabata. Esta vez he escogido la obra cumbre de Natsume Soseki, uno de los escritores más importantes e influyentes del siglo pasado, titulada Kokoro.


La palabra "kokoro" podría traducirse simplemente por "corazón", pero es un concepto que va más allá. Puede referirse tanto al corazón como al alma, la mente o los sentimientos. Y es que la obra está impregnada de todos estos elementos.
Cuenta la breve relación que entabla un estudiante universitario con un hombre mayor que él, desempleado, casado y sin hijos. Estando de vacaciones, el joven se encuentra con dicho hombre en la playa y algo en él le llama la atención. No sabe muy bien qué es, pero desde entonces lo busca por todas partes. Se cruza con él en varias ocasiones y, finalmente, consigue entablar una conversación. A medida que pasan los días, los dos hombres crean cierta relación amistosa que trasciende las vacaciones y sigue una vez los dos regresan a Tokio, donde ambos residen.
El joven continúa con sus estudios en la capital y, a su vez, visita muy a menudo al hombre. El chico parece estar muy interesado en él y en las experiencias que ha tenido a lo largo de su vida, pero el hombre siempre parece mostrarse indiferente, e incluso algo molesto ante la insistencia del joven.

El libro está dividido en tres partes: en la primera, el estudiante cuenta cómo llega a conocer a Sensei y cómo se asienta su amistad; en la segunda, el joven vuelve a la casa de sus padres, en su pueblo natal, durante un breve período de tiempo; y la tercera parte se trata de una extensa carta de Sensei dirigida al muchacho.
Lo más curioso de la historia es que en ningún momento aparece el nombre de los personajes. El nombre del estudiante (es decir, del narrador) nunca es mencionado; al hombre se le conoce simplemente como "sensei", término utilizado para referirse a los profesores, médicos y demás personas consideradas sabias, que denota respeto; tampoco aparece el nombre de la esposa de Sensei ni los nombres de los padres del narrador. Nada de nada. Ningún nombre en absoluto, y, aún así, no se crea ningún tipo de malentendido. No es algo extraordinario, pero este recurso me ha llamado mucho la atención y me ha gustado mucho.
Es una historia de lo más sencilla, y es ahí donde radica su belleza. Me fascina ver la sencillez con la que muchos autores japoneses escriben. Es algo que me encantaría ser capaz de hacer.
No sabría explicar con palabras cómo me he sentido al leer esta obra. Es algo que me ocurre cada vez que leo libros de autores japoneses, la verdad. Mi cabeza enmudece y mi corazón siente con una fuerza desmedida. ¿Te ha pasado esto alguna vez? ¿En qué libro?

Me encantaría seguir leyendo a Soseki. Ahora formará parte de mis asiduos.

7 de julio de 2015

La balada de la cárcel de Reading, Oscar Wilde

Hola y bienvenido o bienvenida. Como ya te conté la semana pasada (y si no lo leíste, puedes ir a leerlo ahora, puedo esperar), el libro que he estado leyendo incluía en un mismo tomo dos obras de mi querido Oscar Wilde. Una de ellas era De Profundis, de la que ya hablé en la entrada anterior, y la siguiente era La balada de la cárcel de Reading, de la que toca hablar hoy.

Dicha balada es un extenso poema que escribió tras pasar casi dos años encerrado en la prisión de Reading (en la ciudad que le da nombre, en Berkshire, Inglaterra), y está inspirada en uno de los prisioneros que allí llegó durante la estancia del escritor, Charles Thomas Wooldridge. Wooldridge fue condenado a la horca por haber matado a su esposa, y el tiempo que estuvo detenido hasta su ejecución lo pasó encerrado en la prisión antes mencionada.
El poema es realmente desgarrador. Describe la vida en la prisión con detalle y con una rima muy cuidada. Habla de los presos, de los trabajos forzados a los que estaban sometidos, de las ejecuciones que se llevaban a cabo, de la comida, del paisaje, de los carceleros, de los paseos por el patio... Es un poema muy completo y resulta un poco duro, si es que eres una persona muy sensible con los temas macabros. Esa es la palabra, macabro.
Los dos versos que más me gustan del poema son los siguiente:

"pues quien más de una vida vive,
más de una muerte debe morir."

Forman parte de la siguiente estrofa:

Y todo el pesar que tanto lo conmovió
para dar aquel amargo grito,
los atroces remordimientos y los sudores de sangre,
nadie los conocía mejor que yo:
pues quien más de una vida vive,
más de una muerte debe morir.

Creo que la traducción al español está muy trabajada, muy conseguida y mantiene todo el significado del original. Además, las notas contienen muchísima información interesante y completa la lectura. Arturo Agüero Herranz, si lees esto, que sepas que has hecho un trabajo increíble y te admiro por ello. Ojalá fuese capaz de realizar una tarea tan hermosa y con tan buen resultado.

Por si acaso, también te incluyo la versión original, con las mismas palabras que el propio Wilde utilizó. A mí me pusieron la carne de gallina, y más de una vez se me cayeron las lágrimas.

And all the woe that moved him so
That he gave that bitter cry,
And the wild regrets, and the bloody sweats,
None knew so well as I:
For he who live more lives than one
More deaths than one must die.

Te recomiendo este poema al 100%. Sabes que yo no suelo leer poesía, como he contado en varias ocasiones, pero es que Wilde es mi debilidad. Creo que todas sus obras son joyas literarias, tanto las novelas y cuentos como las obras de teatro y los poemas. Era un hombre muy versátil.

Creo que no tardaré mucho en volverlo a leer.

30 de junio de 2015

De Profundis, Oscar Wilde

¡Buenas tardes! ¿Me has echado de menos? Yo a ti tampoco mucho. Bueno, un poquito. He estado pensando en ti cada vez que me venía a la cabeza el blog, pues deseaba compartir contigo la lectura de este mes.
Hace mucho que Oscar Wilde entró en mi panteón personal de escritores, especialmente desde que fui consciente de lo que era la literatura inglesa de finales del siglo XIX: una maravilla impresa. Ya te he contado en alguna entrada anterior que me encanta la literatura inglesa, especialmente la victoriana, y nunca me cansaría de leer tanto libros de esta época como sobre esta epoca.
Este mes he escogido un libro en el que se incluyen los dos escritos que redactó Wilde durante y después de su estancia en prisión. Por si no lo sabías, te cuento: Oscar Wilde era muy amigo de Lord Alfred Douglas, muy amigo, no sé si me entiendes. El padre de Alfred, el marqués de Queensberry, no aprobaba dicha amistad y aprovechaba cada ocasión para poner a Oscar en evidencia ante el público que lo consideraba un gran dramaturgo (que lo era, y lo sigue siendo). Entonces, animado por Bosie (apodo cariñoso de Alfred), y bastante a regañadientes, Oscar lo denunció. Sin embargo, no le salió bien y acabaron condenándolo a él a dos años de trabajos forzados en la prisión por lo que entonces se llamaba "indecencia grave" y ahora se llama "homosexualidad". Eran muy discretos para ser tan morbosos. Durante su estancia en la cárcel escribió una larga y extensa carta dirigida a Bosie y, al salir, un extenso poema. Hechas las explicaciones, te digo que hoy nos ocupa la carta, texto que tituló De Profundis (del latín, "desde las profundidades").


En la carta, Wilde habla sobre su relación con Bosie, una relación desigual, exigente y tal vez incluso tediosa, pero en la que el amor estaba presente. A pesar de reiterar lo mucho que sufrió por esta relación, al final afirma que, dada la oportunidad de cambiarla, hubiese hecho exactamente lo mismo.
También incluye un pasaje en el que divaga sobre la figura de Jesucristo y su papel para con la sociedad en la que vivió. Me resultó un tanto chocante, pues no reconocía dios alguno y repudiaba la religión. Sin embargo, cierto es que, al final de su vida, acabó por convertirse al catolicismo. No lo entendí hasta que leí caí en la cuenta de que Wilde era versado en la literatura clásica y el mundo griego le fascinaba. Hay muchas referencias tanto a la poesía como a los filósofos clásicos, además de a sus propias obras. La verdad, es un tanto desgarrador, más que nada por las causas que lo llevaron a acabar encerrado entre barrotes, unas causas que hoy en día serían impensables en el mundo occidental y que, desgraciadamente, aún siguen existiendo en algunos países. Es una lectura triste pero enriquecedora, dura pero constructiva, descorazonadora pero llena de esperanza.

No sé tú, pero, cuando me gusta un escritor, siento el urgente deseo de conocer más sobre su vida, sobre sus costumbres, sus lugares favoritos, sus pensamientos e ideas má allá de las obras literarias. A veces me siento un poco cotilla y entrometida, pero es que no puedo evitarlo. Quiero saber más y más, y nunca es suficiente. ¿Te pasa a tu también o soy la única fisgona aquí?

31 de mayo de 2015

El vampiro, J. W. Polidori (Vampiros)

Por fin acabamos el recopilatorio que nos ha ocupado durante dos meses. Será John William Polidori el encargado de cerrar el tema de los vampiros durante un largo tiempo. Creo que once historias sobre el mismo tópico son bastante, por ahora. Aún así, si prefieres que siga hablando de chupasangres sólo tienes que decírmelo y buscaré más lecturas de este tipo. La duda de siempre ha llegado: ¿cuál será el próximo libro? Bueno, de momento hablemos de lo que hemos venido a hablar, ya nos lo preguntaremos más tarde.

Este relato nace al mismo tiempo que el Frankenstein de Mary Shelley, durante una tormentosa noche de verano en 1819 cuando un grupo de amigos (Byron, Polidory y Shelley entre ellos), tras leer historias de terror, decidieron escribir ellos una. Mary creó al famosísimo monstruo de Frankenstein y Polidori, El vampiro, relato que nos ocupa ahora. El cuento pasó bastante desapercibido, pero es una lectura agradable. Así fue cómo se creó el concepto de vampiro romántico que llega hasta nuestros días.

En las fiestas de sociedad de la ciudad de Londres, todo el mundo parece fascinado por lord Ruthven, un caballero hierático, de porte elegante y palidez en el rostro. Provocaba en las mujeres tal atracción que muchas damas de gran posición se dejaban llevar por los impulsos y deseaban abandonarse al adulterio. Sin embargo, él sólo demostraba interés por las jóvenes virtuosas e inocentes. Una noche entra en escena Aubrey, un joven huérfano poseedor de una gran fortuna y criado entre novelas, con los pies en las nubes. Al ver a lord Ruthven, Aubrey lo imagina como uno de los héroes románticos que tanto idolatra e intenta trabar amistad con él. Le comenta que desea realizar un viaje por el continente europeo, y al momento el caballero le invita a llevarlo a cabo con él. El joven acepta sin dudarlo y se embarca en lo que le parece que es una aventura intrépida y apasionante, a la vez que deja tras de él a su hermana, que aún no ha hecho su presentación en sociedad. Cruzan medio continente, y Aubrey tiene la oprtunidad de ver el verdadero carácter su idealizado héroe: un hombre abandonado al dinero y al placer sin ningún tipo de reparo ni escrúpulos. Por ello decide separar sus caminos y dirigirse a Grecia, tierra de historias épicas convertidas en ruinas. Allí se hospeda en una casa junto con una muchacha vigorosa, Ianthe, que le sirve de guía y con quien traba una bonita amistad. Los griegos le cuentan historias de vampiros y le instan a no abandonar el hogar al anochecer. Al principio se jacta de dichas historias, pero pronto se percata de que la gente se lo toma muy enserio, por lo que intenta seguir sus consejos. Sin embargo, un día sale a caballo para investigar unas ruinas y la noche cae sobre él mientras volvía. Mientras cruza un bosque, oyé los gritos de una mujer y decide ir en su ayuda. Llega a una casita, y, al entrar, algo sobrenatural lo golpea e intenta matarlo, pero un grupo de antorchas se lo impide, pues huye de la cabaña. Fue entonces cuando Aubrey pudo ver que el cadáver de la mujer atacada pertenecía a su guía Ianthe. El joven cae enfermo ante tal tragedia. Días más tarde, lord Ruthven aparece junto a él y, haciendo gala de una compasión y cariño inusuales en su persona, decide ayudarle. A pesar de recuperar la salud, Aubrey se vuelve un hombre taciturno y, acompañado por lord Ruthven, emprende la marcha hacia zonas de Grecia que nunca habían pisado antes. Durante su viaje, los atacan unos bandidos y lord Ruthven acaba herido. Aubrey socorre al moribundo, y este le pide que salve su honor haciendo un juramento. Lord Ruthven le pide que no diga nada de lo que sabe sobre su vida, que no le cuente a nadie nada sobre él, a lo que Aubrey no puede negarse. La muerte cae sobre lord Ruthven y Aubrey decide volver a casa junto con su hermana. Se decide a enterrar a su compañero antes de partir, pero no encuentra el cuerpo en ninguna parte. Además, al volver a casa, una noticia lo deja frío. ¿Qué ha pasado con el cuerpo de lord Ruthven? ¿Cuál es la noticia con la que casi pierde el juicio?

Para ser un relato tan corto, me he extendido bastante. Quería despedir por todo lo alto a nuestros compañeros nocturnos que tan buenos ratos me han dado estos meses. ¿Te han gustado las historias?

28 de mayo de 2015

Berenice, Edgar Allan Poe (Vampiros)

Hace unos años me compré un tocho de libro en el que estaban recopilados todos (o, almenos, eso creo) los cuentos que Edgar Allan Poe había escrito en su corta y trágica vida. Desde El escarabajo de oro hasta El gato negro, pasando por El pozo y el péndulo, La caída de la casa Usher o El cuervo, el libro estaba bastante completito. Me gustó muchísimo, pero reconozco que me los leí con tanta prisa que, siendo sincera, ya no me acuerdo de casi nada. Algunos incluso no llegué a comprenderlos del todo. Pues fijaos cuál fue mi sorpresa cuando me encontré con el cuento titulado Berenice en el recopilatorio de vampiros del que llevo hablando dos meses. No recordaba haber leído nada relacionado con vampiros en los relatos de Poe, y, la verdad, sigo sin encontrar la relación. Bueno, miento, en cierto modo entiendo por qué lo han incluído de esta recopilación, pero... no acaba de convencerme del todo. Aún así, el relato es precioso. Preciosamente terrorífico. Como Poe manda, sí señor. Te cuento...

El narrador es Egaeus, un joven enfermizo dedicado a los libros. Cuenta (con mucha palabrería poética, como es el estilo de Poe) que tiene una prima, Berenice, que es todo lo contrario a él: jovial, alegre, sana. Los dos primos se llevan de maravilla a pesar de ser tan diferentes el uno del otro. De repente, Berenice cae enferma y le diagnostican epilepsia, que en ocasiones termina en catalepsia (esto es, cuando alguien parece estar muerto,pero realmente no lo está). Egaeus descubre que ella siempre ha estado enamorada de él, y, sin saber muy bien por qué, le pide en matrimonio. Estando en la biblioteca leyendo, Egaeus ve ante él lo que parece ser el espectro de su prima. Digo espectro porque es así, con  un semblante más bien tétrico, a pesar de seguir viva. Este le sonríe, y entonces Egaeus queda prendado de aquella hilera de dientes de marfil, perfectos y blancos. El espectro desaparece, pero la imagen de los dientes sigue presente en la mente del joven. Momentos más tarde, le anuncian que Berenice ha muerto. Tras el entierro, Egaeus se despierta en la biblioteca sin recordar nada de lo que ha hecho desde el entierro hasta la noche. Su única pista es una cajita sobre su escritorio. ¿Qué le ha pasado? ¿Qué hay en esa cajita? Ay, amigo, si los muertos hablaran...

 Es un relato genial, terrorífico, escalofriante. Ya conoces la reputación de Poe, es el maestro del terror. Sin embargo, lo siento, pero no entiendo por qué han añadido este relato en la recopilación, porque vampiros, lo que se dice vampiros, no aparece ninguno. Pero bueno, prefiero que lo juzgues tú mismo. Hazme saber tu opinión una vez hayas leído el cuento. Además, te recomiendo todos los cuentos de nuestro amigo Edgar, no tienen desperdicio. Alguno te parecerá un rollete, pero en general todos son magníficos. Y su estilo es impecable. Muy elaborado y un poco rococó. Me gusta.

25 de mayo de 2015

El horla, Guy de Maupassant (Vampiros)

Y llega a nuestro blog el señor Henry René Albert Guy de Maupassant (cómo gustaban los nombres largos). El relato se titula El horla, pero no sé muy bien por qué se utiliza dicho nombre para referirse a un vampiro. Además, el llamado horla en la historia no acaba de ser un vampiro realmente o, al menos, como nosotros lo conocemos.

Escrito a modo de diario, el protagonista es un hombre francés que vive plácidamente junto con algunos criados a la vera del río Sena. Todo es perfecto y maravilloso hasta que empieza a notar cambios en su salud y actos inexplicables en su casa. Cada vez se encuentra peor y decide irse de viaje. Por lo visto el viaje le sienta muy bien, pues vuelve más animado y jovial, sin embargo, uno de sus criados parece haber adquirido la enfermedad de la que antes se aquejaba su amo. Pasan los días y vuelve a sufrir dicha enfermedad, para lo cual decide volver a irse de viaje una temporada y, además, consultar a un médico. Vuelve a casa y entonces empiezan a ocurrir cosas que antes no pasaban como, por ejemplo, mientras duerme siente que alguien lo estrangula fuertemente, aunque sin llegar a matarlo, y que el agua que deja en su mesita cada noche desaparece al día siguiente. Una noche realiza una prueba: deja al lado de su cama agua, leche, algo de pan y queso, y un poco de fruta y, a su vez, cierra la puerta y las ventanas con llave. Esa misma noche vuelve a sentir una fuerza sobre su cuello, y al despertar encuentra que sólo el agua y la leche han desaparecido, mientras que el resto sigue intacto. Con el paso de los días percibe a su alrededor una presencia desconocida, pero que no puede ver físicamente, en especial cada noche cuando va a acostarse. Viaja a París para reflexionar, preocupado y obsesionado con averiguar el mal que ha caído sobre él. Allí acude a una sesión de mesmerismo (o hipnotismo, para entendernos mejor) y queda asombrado. Empieza a sospechar que él es la víctima de algún tipo de hipnotización, y, al volver a casa, decide tenderle una trampa al ser invisible que se está aprovechando de él.

No es la primera vez (ni será la última) en la que aparece el "mesmerismo" en un relato de estos, y me inquietaba un poco no saber qué era exactamente. Por eso, me he puesto manos a la obra y he buscado este curioso término. Por lo que he leído en varias fuentes (mesmerismo.com, Wikipedia y WordReference entre ellas), esta es la conclusión: "también llamado 'magnetismo animal', el mesmerismo es una doctrina del siglo XVIII basada en la existencia de una fuerza universal que fluye entre los individuos y los dota de vitalidad y energía". Toma el nombre de su mayor exponente y quien postuló dicha teoría, Franz Mesmer, quien lo aplicó como método psicoterapéutipo. Toda una falacia, la verdad, pues carece de base científica y, además, Mesmer lo utilizaba para fines comerciales. ¡Dineros a mí!

Por lo visto, H. P. Lovecraft se inspiró en este relato para escribir su obra La llamada de Cthulhu, lo cual me alegra muchísimo. Me gustaría leer esta obra algún día, porque Lovecraft es un gran escritor de terror. He tenido la oportunidad de leer algunos relatos suyos y son increíbles. Mira que el género de terror me da miedo (obvio, esa es la idea), pero son autores como él por los que vale la pena pasar un poquito de canguelo.

21 de mayo de 2015

Carmilla, Joseph Sheridan Le Fanu (Vampiros)

Con el relato de hoy volvemos a encontrarnos a la figura del vampiro en la mujer, esta vez con nombres y todo: Carmilla. Ya me leí esta historia el año pasado, pero me la he vuelto a leer para tenerla más fresca y porque, seré sincera, me gusta.

Laura es una chica que vive con su padre, el ama de llaves, la institutriz y algunos sirvientes en un castillo perdido allá por Austria. Viven prácticamente aislados del mundo, rodeados de bosques y con el pueblo más cercano a una millas de distancia. Rara vez reciben visitas. Sin embargo, un día llega un carruaje que, precisamente, se vuelca en la puerta del castillo. De su interior salen dos personas: una mujer y su hija. La madre ve con amargura el desastre y teme no poder llegar a su destino a tiempo, además de sufrir por la hija, que, debido al gran golpe, se había desmayado. Como ayuda, el padre de Laura le ofrece su castillo para que su hija se recupere y la espere a su vuelta. La mujer acepta su ofrecimiento y deja a su hija al cargo del buen hombre mientras ella se marcha con el carruaje. Sin lugar a dudas, las dos muchachas traban amistad enseguida, aunque, al principio, Laura siente tanto atracción como rechazo por la joven. Intenta averiguar cosas sobre ella, pero nunca le revela su procedencia, ni su apellido ni nada. Sólo sabe su nombre: Carmilla. A veces da muestras de un comportamiento insólito y extraño y, además, parece estar enamorada de Laura, lo que la perturba constantemente. En el pueblo cercano empiezan a morir chicas jóvenes, una detrás de otra, y todas parecen haber fallecido por la misma causa, atribuída a una enfermedad mental o de nervios que se propaga por el aire. Entonces Laura empieza a tener sueños y sensaciones que la inquietan, y cada vez se siente más frágil y cansada. A su vez, Carmilla actúa de un modo más y más desconcertante...

La primera vez que lo leí fue en la biblioteca de la universidad, donde había un ejemplar escondido en la estantería de literatura extranjera (si no recuerdo mal). Me extrañó un poco encontrarlo allí, más que nada porque soy una mojigata que piensa que estos libros suelen estar en librerías llenas de polvo escondidas en un callejón oscuro, mientras que, en realidad, te los venden en cualquier parte siempre y cuando pagues por ellos (esa parte es importante).

Por lo visto, tras investigar un poquito, la historia gusta tanto que se ha adaptado en numerosas ocasiones, tanto para el cine como la televisión, e incluso los cómics, la música, los videojuegos... Supongo que en la mayoría de ellos aparece como la amiga/amante/conocida/ayudante/sirvienta/papel femenino para rellenar del conde Drácula, el vampiro por excelencia. Aún así, creo que es un buen personaje y se le puede sacar mucho partido (¿más del que ya se le ha sacado?). Además, Le Fanu tiene mérito por incluir el tema del lesbianismo de una forma tan sutil, enmascarado por el ansia de sangre. Recomiendo este relato sin lugar a dudas.

17 de mayo de 2015

Vampirismo, E.T.A. Hoffmann (Vampiros)

Vaya, qué pronto he vuelto esta vez. ¡Sorpresa! Es que el relato del que hoy voy a hablarte era bastante corto, y además he tenido tiempo libre para leerlo, así que chachi piruli.
El título no deja nada a la imaginación, ya de entrada sabes qué te vas a encontrar. Por lo visto, Ernst Theodor Amadeus Hoffmann se quedó tan ancho poniéndole Vampirismo a un relato sobre vampiros necrófagos. Pero oye, fue su elección y está muy bien. Investigando un poco sobre él he descubierto que fue el autor de El cascanueces y el rey de los ratones, historia adaptada para ballet por Tchaikovsky, mi compositor favorito desde siempre. Cuando era pequeña, mis películas de animación favoritas eran, a parte de Dumbo, El cascanueces y El lago de los cisnes, las veía a todas horas gracias al maravilloso VHS, al que aún idolatro.

El relato habla del conde Hippolyt, un joven que acaba de heredar la fortuna de su padre, quien acaba de fallecer. En edad de contraer matrimonio, le recomiendan que visite la corte para buscar a la candidata perfecta para él, pero le importuna la visita de una vieja baronesa, que resulta ser un familiar lejano de su padre. Por lo que su difunto padre le comentó, se trataba de una mujer que más valía evitar a toda costa, pues era un ser desagradable a más no poder. El joven, al desconocer las razones por las que su padre despreciaba a la anciana y, además, por la bella y dulce hija que la acompañaba, la acepta en su castillo y les permite residir allí. Como puedes suponer, el chico se enamora de la muchacha, de nombre Aurelie, e intenta congraciarse con ella, lo cual no le resulta nada difícil, la verdad. Los dos tortolitos se comprometen y, justo cuando llega el día de la boda, ¡ay, misericordia!, la anciana fallece. ¡Chan, chan, chan! Y la pobre Aurelie empieza a padecer nerviosismo, angustia y terror por algo que Hippolyt desconoce. Preocupado por ella, acelera la celebración de la boda. Sin embargo, eso no modifica demasiado su conducta y la chica empieza a comportarse de una forma muy extraña. ¿Qué será lo que le acontece a Aurelie? Ay, sólo su madre lo sabe.

No sé tú, pero me parece que la mayoría de los vampiros que han aparecido en los relatos de los que hemos hablado son mujeres, ¿no es así? ¿O es cosa mía? Tiene gracia porque ahora, en la actualidad, en muchas de las historias vampíricas son los hombres los vampiros protagonistas. ¿Qué ha pasado, señoras y señores? ¿Qué prefieres: hombres vampiro o mujeres vampiro? ¿O ambos? ¿O te es indiferente? ¿O no te gustan los vampiros? ¿O no te gustan los hombres ni las mujeres? Preguntas que nunca serán respondidas, o tal vez tardarán un tiempo en ser contestadas. Siéntete libre de participar en la discusión.

14 de mayo de 2015

Vi, Nikolái V. Gógol (Vampiros)

¡Hola de nuevo!
El relato de hoy se titula Vi. Supongo que te preguntarás qué es un vi, porque yo me lo pregunté. Nunca había oído esa palabra antes, a no ser que fuera para referirse al pasado del verbo ver. Pues en el mismo título se nos ofrece una nota a pie de página del mismo autor, Nikolái Gógol, explicándolo. Dice así: "Vi es una creación colosal de la imaginación popular. Los ucranianos designan con ese nombre al jefe de los gnomos, cuyos párpados llegan hasta el suelo. Todo este relato es una leyenda popular. No he querido cambiar nada y la refiero casi con la misma sencillez con que la oí contar". Queda bastante claro, pero ahora la pregunta es: ¿y qué tiene eso que ver con los vampiros? Buena pregunta. Para poder responderla, deberemos leernos el relato, pero de momento os hago un breve resumen.
 
Resulta que tres estudiantes ucranianos, cuyas clases han acabado y vuelven a casa, acaban perdiéndose por el camino. Por suerte, encuentran una granja donde poder pasar la noche, comer y beber un poco, y así retomar el camino una vez se haya hecho de día. La anciana que los acoge (a regañadientes, eso sí) los manda a dormir en estancias separadas para que no monten alboroto. El filósofo Jomá Brut acaba en el establo, donde la vieja intenta seducirlo sin éxito alguno. Ante la negativa del chico, ella lo embruja y se monta sobre él como si de un caballo se tratase para, acto seguido, trotar por los campos y bosques en plena noche. El filósofo no se puede resistir al poder de la bruja, pero, en un momento de descuido, consigue zafarse de ella. Aprovechando que ya es dueño de su cuerpo, golpea a la bruja repetidamente y se monta él encima de ella, intercambiando así los papeles. Cabalgando sobre ella, la golpea una y otra vez como venganza por sus embrujos, pero entonces la vieja se convierte en una bella joven. Ante dicha metamorfosis, el filósofo para, se baja de ella y huye, preso del pánico ante tal encantamiento. Acaba volviendo a Kiev, donde decide olvidar todo lo que ha pasado. Sin embargo, el rector le llama y le dice que la hija de un centuríón muy rico y poderoso está a punto de morir y, como último deseo, quiere que él mismo atienda su entierro y lea las escrituras durante tres noches seguidas. Él no quiere, pero está obligado a asistir, así que, acompañado por un grupo de cosacos al servicio del centurión, debe dirigirse hacia sus tierras. La chica acaba muriendo, claramente, y, a pesar de los numerosos intentos del filósofo por huir, llega el momento de velar tres noches por ella. Al principio, el centurión le pregunta qué relación tiene con su hija para que ella pidiera expresamente que fuera él quien asistiera su entierro, pero él, aterrado al descubrir que ella era la vieja a quien golpeó, niega cualquier tipo de relación con ella. El cienturión le promete una gran suma de dinero una vez haya acabado su cometido, así que, en cierto modo, el chico se motiva un poquito. La primera noche lo encierran en la iglesia con el ataúd e iluminado sólo con unas pocas velas. El filósofo está muerto de miedo. Intenta sobreponerse y, una vez listo, se pone a leer... cuando algo dentro del ataúd empieza a moverse.

Sigo sin entender muy bien la relación que hay entre los vampiros y los gnomos. Aún así, la historia está bastante bien. Resulta un poco cómica, especialmente por los numerosos intentos fallidos del filósofo de huir de su cometido. Pero oye, para ser una leyenda popular ucraniana está muy bien. Una amiga mía es ucraniana y te aseguro que está como una cabra (por eso es amiga mía, jajaja).
Encontré un par de películas basadas en este relato, una de 1967 y otra de 2014. La primera es una adaptación fiel de los directores Georgi Kropachyov y Konstantin Yershov, mientras que la segunda es una adaptación muchísimo más libre, algo similar a Van Helsing, de Oleg Stepchenko.

30 de abril de 2015

La muerta enamorada, Théophile Gautier (Vampiros)

Nunca antes había leído nada de Gautier, puesto que no soy muy aficionada a la literatura francesa, pero reconozco que es un gran escritor. El relato del que hoy voy a hablar es obra suya y me ha parecido extremadamente poética y trágica.
Una amiga mía, que vivió su infancia en Francia (uy, casi rima), me recomendó hace tiempo este relato, pues ella es una gran aficionada a leer en francés. Ahora puedo asegurar que tenía razón, es una historia preciosa.

La muerta enamorada cuenta un suceso extraordinario en la vida del narrador, un sacerdote que, desde su infancia, sólo ha tenido interés por la vida religiosa. No conoce el mundo exterior (por así decirlo), no ha viajado y nunca ha visto a una mujer. Entonces, cuando por fin llega el día en el que va a iniciar su vida sacerdotal, ve en la iglesia a una mujer de extrema belleza: piel pálida, labios carmesí, ojos verdes y brillantes, maravillosamente vestida con ropajes elegantes. Para él es una visión del paraíso, y se enamora perdidamente. Aún así, teniendo en cuenta dónde está, no puede parar la ceremonia y, por tanto, se convierte en sacerdote. Una vida entera dedicada a Dios y su obra, rechazando todas las tentaciones y pecados de la vida terrenal. Sin embargo, su corazón la desea y anhela sin remedio. Antes de marchar, el paje de la bella muchacha le entrega una nota en la que indica su nombre: Clarimonde.
Le asignan una parroquia lejana, y su, digamos, mentor le advierte de que debe olvidarse de la mujer, pues es una cortesana impía que sólo le proporcionará problemas.
Pasa el tiempo, el sacerdote realiza sus deberes con diligencia, pero con el corazón en otro sitio, y una noche llega un hombre a caballo pidiendo que lo acompañe al castillo de su ama, pues parece estar muriéndose. Preparado para dar la extremaunción, cabalgan hasta el castillo y... ¡chan, chan, chan! La dama moribunda es Clarimonde. El pobre lo pasa fatal. Tan mal que pierde el conocimiento (o se desmaya o algo) y se despierta en su cama tres días más tarde, después de casi palmarla. Pero por la noche, Clarimonde se le aparece ante él y le pide que se escape con ella. Él no sabe si es un espejismo, un sueño, una alucinación o es realmente ella en carne y hueso, pero le sigue la corriente.
¿Qué pasará con el sacerdote novato y la cortesana zombie?

25 de abril de 2015

La dama pálida, Alejandro Dumas (Vampiros)

¡Hola de nuevo! Pretendía escribir esta estrada ayer, pero... bueno, unas cosas llevaron a otras y no pude sentarme delante del ordenador en todo el día. Fue un día agotador.
Hoy le toca el turno a Alejandro Dumas, el autor de Los tres mosqueteros (no confundir con los mosqueperros, aunque sean primos hermanos) o El conde de Montecristo.
La dama pálida hace referencia a la protagonista y narradora del cuento, Jadwige, una joven polaca que se ve obligada a abandonar su morada por la guerra mientras su padre la defiende a capa y espada. Su objetivo es llegar al convento donde su madre ya se refugió en su juventud por el mismo motivo, pero, desgraciadamente, no llega nunca a su destino. Por el camino, unos bandidos moldavos capitaneados por un hombre de larga melena azabache asaltan su comitiva y matan a uno de sus acompañantes. Sin embargo, un joven rubio llega a tiempo y la defiende. Con tanto ajetreo la buena moza se desmaya, y cuando recupera los sentidos, se encuentra en un castillo al borde de un acantilado lleno de puertas y sirvientes. El chico que la ha rescatado, Gregoriska, se presenta y le cuenta su vida: que si el castillo es de su madre, que si su madre es una princesa moldava, que si él es el hijo de su primer matrimonio y el otro de pelo negro y duro semblante es el hijo del segundo casamiento, que si no se llevan muy bien... Es una gran historia familiar. En resumen, que la convence de que estará muchísimo más segura en el castillo bajo su vigilancia que en un convento por ahí. La chica no se niega a obedecerle en ningún momento, pues está enbelesada del joven rubio y apuesto que tan bien la está tratando. La chispilla que tiene la historia es que, fíjate qué coincidencia, los dos hermanos están enamorados de la muchacha, a pesar de ser tan diferentes: Gregoriska es un chico europeo, todo un caballero, culto e interesado por el saber; Kostaki, el moreno, es un moldavo más bien violento que gusta de montar a caballo y cazar, con un temperamento salvaje. ¿Y a qué pretendiente elige? Obvio. Sin embargo, no todo es maravilloso, pues justo la noche en que los dos tortolitos iban a escaparse, encuentran a Kostaki muerto. ¡Giro argumental! ¿Qué ha pasado? Ay, eso es lo que tendrás que averiguar por ti mismo. Y hasta aquí puedo leer.

Sin entrar mucho en detalles, me ha gustado mucho la historia. La forma en la que se resuelve no me acaba de convencer, pero... voy a darle mi voto de confianza a Dumas. Lo hizo lo mejor que pudo. La recomiendo, sí, sí, sí. Si te he dejado con la miel en la boca, lo siento, pero no quisiera explicar demasiado el final. Eso sí, si me pides en un comentario que la extienda, puedo extenderla un poquito más. Seré buena.

18 de abril de 2015

El parásito, Arthur Conan Doyle (Vampiros)

Hola de nuevo. ¿Todo bien? Sé que no escribo muy a menudo, pero no te sientas abandonado/a, sabes que siempre vuelvo, aunque sea un poquito tarde.

Por fin llegamos a los relatos narrativos del volumen, y el primero de ellos es del creador de Sherlock Holmes y sus aventuras, Arthur Conan Doyle. El título da mal rollo nada más leerlo, y no me lo puedes negar: El parásito. Qué mal rollete ya de entrada. Está redactado a modo de diario, con entradas que van del 24 de marzo al 5 de mayo.
El protagonista es Austin Gilroy, profesor de universidad y científico empedernido. Un compañero suyo, el profesor Wilson, es un científico interesado en las artes... ¿místicas, debería decir? En el alma, el espíritu, su conexión con el cuerpo y bla, bla, bla. Al ser un campo tan poco investigado, siente que hay mucho por descubrir y su interés se centra en ello al 100%, mientras que Gilroy es un escéptico materialista: si no hay pruebas sólidas que respalden una hipótesis, la rechaza por entero. Una noche, Wilson lo invita a su casa para que conozca a una mujer que posee el poder de hipnotizar y controlar a la gente: la señorita Penelosa. Gilroy se burla de dicho poder, e incluso del aspecto físico de la mujer, un tanto pálida, ojerosa y coja. La señorita Penelosa realiza una demostración de su habilidad "magnetizando" (así lo llaman) a la prometida de Gilroy y, tras ver el resultado más que positivo, este cambia de opinión y decide investigar esa capacidad tan singular. Para ello, se ofrece como sujeto de prueba y realiza numerosas sesiones de magnetización, tras las cuales anota los resultados de cada fase y los cambios que siente en sí mismo. Sin embargo, no todo va tan bien como al principio parecía...

Inquietante, ¿verdad? Es un buen relato, me ha gustado mucho. Doyle era un aficionado al espiritismo, cosa bastante extendida en la sociedad victoriana. No era extraño encontrarse con científicos bien posicionados interesados en el más allá, en los fantasmas y demás seres sobrenaturales. Resulta contradictorio, pero así era. Doyle empezó a aficionarse a ello tras la muerte de su hijo. Fue un duro golpe emocional para él.
Me encanta la época victoriana, es mi mayor pasión. No sé mucho sobre ella, pero siempre intento informarme bien y absorberlo todo, y luego puedo comentarlo contigo. No te cortes en escribir comentarios, son todos bienvenidos.

14 de abril de 2015

El giaour, Lord Byron (Vampiros)

Buenas otra vez. Me hubiese gustado escribir esta entrada antes, pero me ha sido imposible, han sido unos días un tanto ajetreados por aquí. Sin embargo, no te vas a librar de mí aún, porque puedo prometer y Prometeo* (ay, qué chistoso, ¿verdad?) que hasta que no acabe la recopilación de vampiros no voy a abandonarte. A ver, a ver, no estoy diciendo que vaya a borrar el blog una vez acabe este libro, sólo digo que acabaré este libro aunque tarde un año en hacerlo. Ya sabes, a veces no me explico bien, por no decir nunca. Suelo vomitar todo lo que me viene a la mente y por eso resulta tan confuso leer lo que escribo, no tengo autocontrol.

Hoy, porque sí, porque ha tocado, me toca hablar de El giaour, un poema de George Gordon Byron, más conocido como Lord Byron. Sí, uno de los escritores románticos más conocidos (especialmente por sus extravagancias).
La historia que relata el poema se centra en una mujer a quien han lanzado al mar por adulterio y la venganza perpetrada por su amante contra el autor de tal acto. Como consecuencia, y tras arrepentirse de haber matado a dicho hombre, el amante es condenado a convertirse en vampiro una vez haya fallecido y a devorar las almas de quienes ha amado en vida.
Reconozco que al principio no entendía nada. Al estar escrito desde tres puntos de vista diferentes y en fragmentos desiguales, me perdía y no sabía muy bien qué estaba pasando ni quién estaba hablando. Aún así, al seguir leyendo ya me hice una idea y conseguí comprender el final. Para los aficionados a la poesía estoy segura de que será una delicia leerlo. Por mi parte, admito que, a pesar de estar muy verde en esto de la poesía, me ha gustado la historia, más que nada porque la literatura romántica me suele gustar.

Busqué información sobre la palabra giaour porque no la había oído en mi vida y aquí está lo que he averiguado (gracias a Wikipedia, Wiktionary y a dictionary.com): se trata de una palabra procedente del turco que significa "no creyente" o "infiel", referida principalmente a los cristianos, es decir, a los no musulmanes, en un tono despectivo. En la historia, el giaour es un joven veneciano que se venga de los que han lanzado al mar a la muchacha y estos lo llaman de este modo, ya que no es turco y, por tanto, musulmán, como ellos (me imagino que será por eso).


El asterisco (*) que arriba he utilizado era para explicar aquí que el juego de palabras que he escrito antes es un guiño a otra de las obras de Lord Byron, Prometeo, escrita en 1816. No la he leído, sinceramente, pero me hacía ilusión hacer el chiste.

9 de abril de 2015

Las metamorfosis del vampiro, Charles Baudelaire (Vampiros)

Hola de nuevo, me alegra verte por aquí. Y me alegra también aparecer de nuevo, créeme.
He pasado un tiempo mirando la pila de libros que tengo sobre la mesita de noche y preguntándome cuál de ellos podría ser el siguiente en ser leído vorazmente por una lupina, aunque 'amarmotada', lectora salvaje. Tranquilo/a, ni yo entiendo lo que digo a veces. Entonces se me ocurrió hacer lo mismo que hice con la recopilación de relatos de Edogawa Rampo, pero esta vez con un recopilatorio de textos en los que el protagonista es la figura del vampiro. Sí, vampiros. Ya tardaban en aparecer (ja, ja, ja). Hace poco que he conseguido esta antología y me apetece mucho empezarla y hablar de ella. Está compuesta por once escritos de once autores diferentes (y muy conocidos, por lo que me llamó aún más la atención), y todos utilizan al vampiro como su figura principal. Eso sí, atención, nada de Crepúsculo, Crónicas vampíricas, True Blood ni demás modernidades. Todo muy clásico y solemne.


Empezamos el libro por todo lo alto, con un poema de Charles Baudelaire, que, por cierto, nació tal día como hoy en el año 1821 (¡felicidades!). Debo reconocer que pensaba que todo eran relatos, es decir, textos narrativos, y al encontrarme con el poema me quedé un poco parada. No soy muy dada a leer poesía, no estoy acostumbrada, y, además, creo que no tengo el conocimiento ni el gusto suficiente para poder leerla correctamente. ¡Pero qué remedio! Si hay que leer, se lee. Y me encontré con que sólo ocupa una página.
Aunque breve, la composición es muy bonita. Proyecta una imagen potente del vampiro (en este caso, vampira) de una forma muy sencilla.

Como la primera lectura ha sido tan extraordinariamente escueta y breve, seguiré leyendo para traer una entrada nueva pronto, pronto.

24 de marzo de 2015

Una grulla en la taza de té, Yasunari Kawabata

He vuelto muy pronto, sí. No pretendía volver en un período de tiempo tan corto, pero me pasó una cosa este pasado sábado (el 21, por si lees esto más tarde) y ello me ha "obligado" a escribir de nuevo en el blog tras un fin de semana pasado por agua.
Esto es lo que me pasó (no es nada especial, pero me alegró el día): estando yo en casa, tranquilamente mirando vídeos en Youtube, me envió un mensaje una compañera de trabajo con la que hacía tiempo que no hablaba. Aparte de ponernos al día con nuestras vidas, me comentó que había empezado a leer uno de los libros que le recomendé en nuestra última charla y que yo misma le regalé en su momento. Me hizo muy feliz ver que la gente confía en mi opinión a la hora de escoger un libro, a pesar de, en cierto modo, obligarla a leerlo tras regalárselo. Ahora que lo pienso, igual la coaccioné un poco con eso, pero me hace mucha ilusión poder comentar mis lecturas con alguien que comparte mi gusto por los libros. ¡Pero bueno! Lo importante es que leerá. Leer es bueno.
A raíz de su comentario, fui a buscar ese mismo libro a mi estantería, y pensé que estaría bien refrescar un poco la memoria y prepararme para poder comentarlo una vez lo acabe, sea cuando sea. Así pues, lo releí. Tras acabarlo esta misma mañana, pensé que, ya que lo había vuelto a leer, tal vez estaría bien que lo comentara aquí en el blog, para que así tú también lo conocieras. Se titula Una grulla en la taza de té, escrito por Yasunari Kawabata (o Kawabata Yasunari, escrito en el orden japonés).


Es una edición de 1969. A pesar de tener algún que otro error ortográfico y de traducción (tampoco puedo criticar mucho este último aspecto, pues mi nivel de japonés es muy básico a fecha de hoy), me gusta mucho esta edición, en tapa dura y con el dibujo de una grulla (supongamos que lo es) en la tapa. Sé que el título del libro en español ha cambiado y ahora lo titulan Mil grullas. Aún así, ya sabes, tenga el título que tenga, seguirá siendo el mismo libro. Para no discutir, diré que el título original es Senbazuru y ya está.

La historia es la siguiente: Kikuji es un chico joven que, desde pequeño, sabe que su padre ha tenido algunas amantes. Una de ellas es Chikako, a quien, en una ocasión, le vio unas feas manchas pilosas en el pecho izquierdo. El joven aborrece a esta mujer que, incluso después de la muerte de su padre, sigue entrometiéndose en su vida sin vergüenza alguna. En una ocasión, lo invita a que acuda a una de las muchas ceremonias del té que ella organiza, experta como es en este tema. A regañadientes, Kikuji acude y allí conoce a otra amante de su padre, la señora Ota, acompañada por su hija. Chikako odia a esta mujer con toda su alma e intenta atormentarla siempre que puede. Aparte, intenta preparar una boda concertada para Kikuji con la señorita Inamura, una chica que acude a sus clases. Es así como el joven se ve invadido por el pasado de su padre, del cual no encuentra manera de salir. Aún así, acabará viviendo nuevas experiencias y conociendo a personas que nunca pensó que conocería.

Para mí, Kawabata es... poesía narrativa. Puede darte la sensación de que, realmente, la trama no tiene demasiados giros argumentales y la historia es algo plana, pero en realidad posee una belleza excepcional. La sencillez de la historia (que en realidad, no es tal) impregna de realismo cada personaje y cada escena. He leído algunas historias más de este autor y nunca me ha decepcionado. Es bello. Bello. Lo repetiré hasta que me canse: ¡bello! Sus historias son como flores que se abren en primavera.

Es uno de mis autores japoneses preferidos, junto con Yukio Mishima, del cual seguro que hablaré en algún momento. Ojalá compartieras mi opinión con respecto a Kawabata, de verdad. Leerlo es como contemplar las estaciones... y voy a parar ya, que seguro que empezarás a vomitar arcoiris.

21 de marzo de 2015

La isla, Aldous Huxley

Hola de nuevo tras casi un mes de abandono. Bueno, no, no he abandonado nada, esta vez la lectura ha sido más larga y he tardado más en acabar; suele pasar cuando pasas de leer relatos breves a novelas: la extensión... cuenta.
Para esta vez, he escogido una novela inglesa de mediados del siglo XX: La isla, de Aldous Huxley. Es el mismo autor de Un mundo feliz, por si te lo preguntabas. Y si no te lo preguntabas, pues eso que te ahorras. Nombro esta novela también porque es el opuesto total a la novela que voy a reseñar en esta entrada. Un mundo feliz era una distopía tremenda, muy del rollo 1984 de George Orwell. En cambio, La isla es una utopía en la que se ponen en entredicho muchos de los aspectos de nuestra vida actual. A pesar de estar escrita en 1962, asusta ver la correlación directa que tiene con la actualidad.


Will Farnaby es un periodista que, tras perder a su mujer en un accidente, acaba viajando a la maravillosa e idílica isla de Pala (totalmente ficticia, pero supuestamente situada en algún lugar del Pacífico). Allí conoce a varios de sus habitantes, que le enseñan el funcionamiento de la isla: sus sistemas de agricultura e industria, su educación, su religión, la filosofía por la que se rigen, etc. Sin embargo, no todo el monte es orégano. Precisamente la rani y su hijo, quien pronto cumplirá la mayoría de edad y, por tanto, se hará cargo de la dirección del país, están en contra de todo ello. Influenciados por el mundo exterior y guiados por su fe inconmensurable en Dios y el progreso, además de mantener una relación muy íntima con el dictador Dipa, están deseosos de llegar al poder y destruir todo aquello en lo que los palaneses creen y han luchado años por conseguir. No sólo con eso, el propio protagonista, Will, es como una especie de espía de Aldehyde, amigo suyo y cabecilla de una de las petroleras más importantes del globo, que pretende entrar en Pala y explotar sus pozos petrolíferos para su beneficio en detrimento del estilo de vida ideal de la isla. Will pretende ponerse en contacto con la rani y, a espaldas de los habitantes que tan cálidamente lo han recibido, facilitar la entrada de la corrupción y la explotación en esta sociedad casi perfecta.

Aunque un poco densa, por los temas que trabaja, la novela me ha gustado mucho, puede que incluso más que Un mundo feliz. Siempre me han gustado las distopías porque, aunque ficticias, retratan un mundo que, a mi parecer, es mucho más real de lo que en un principio pensamos; las utopías, por otra parte, no siempre me han gustado porque lo que retratan suele ser tan perfecto que nunca podría darse en la realidad. Por eso mismo se llaman utopías, sí, lo sé. En cambio, esta en concreto me ha gustado bastante y la recomiendo encarecidamente. Te hace reflexionar sobre la actualidad y ofrece algunas ideas interesantes para tener en cuenta.

Me parece que esta entrada ha acabado siendo muy seria. Contaré cómo encontré el libro. No es que sea una anécdota interesante, pero así rompemos un poco la seriedad.
Me encontraba yo trabajando en Valladolid y me alojaba en unos apartamentos que, justo enfrente, tenían una librería. Todos los días, al asomarme por la ventana o al salir a la calle, veía la tienda ante mis narices, pero no tenía tiempo para entrar. Finalmente, cuando tuve un rato libre, me fui directa a la tienda y estuve escudriñando entre los libros en oferta que tenían expuestos. Fue allí cuando encontré el libro, y no sólo ese, sino los que, hasta ahora, he estado reseñando, los cuentos de Rampo y el de Kirkwood.

Y ahora a pensar cuál será el siguiente. ¿Alguna sugerencia?

27 de febrero de 2015

El viajero con el cuadro de las figuras de tela, Edogawa Rampo (Relatos japoneses de misterio e imaginación)

Ya hemos llegado al último relato de este fantástico recopilatorio. ¿Te ha resultado largo? A mí un poco, la verdad. Como ya dije en una entrada anterior, al ser un libro de tan corta extensión, resulta largo cada vez que debo parar para comentar la historia en el blog. Sin embargo, así lo decidí y así lo he hecho, no voy a quejarme más, que yo misma me lo he buscado.

El relato lleva por título El viajero con el cuadro de las figuras de tela. Ciertamente, es un título larguísimo, debido a la explicación que hace del oshie. Esta palabreja que acabo de escribir es el nombre de una manualidad japonesa que se practica desde hace años y años. El oshie se basa en crear cuadros con tela, esto es, como pintar un cuadro pero sin pintura, sino con tela (bravo, qué magnífica descripción, digna de diccionario). Se utilizan recortes de tela de quimono para hacer estas figuras y el resultado es un cuadro en tres dimensiones bastante cuco. Si haces una búsqueda rápida, encontrarás verdaderas virguerías y dibujos preciosos.
El narrador nos cuenta que, durante un viaje en tren, conoció a un hombre de aspecto un poco peculiar que cargaba con uno de estos cuadros y, al acercarse a él y preguntarle por el cuadro, el desconocido le cuenta que una de las figuras que aparece en el cuadro es su hermano mayor. Así pues, le cuenta la historia del origen del cuadro y cómo su hermano acabó formando parte de él.


Me ha parecido una historia muy amena. Además, es diferente del resto de relatos, porque no parece utilizar los recursos y temas típicos de los relatos de misterio, parece simplemente un cuento de fantasía. Un poco trágico, sí, pero fantasía al fin y al cabo. Tampoco tiene ese tinte negativo que impregnaba el resto de relatos, me ha resultado muy ameno y, en cierto modo, positivo. Ya sabes que no sé explicarme muy bien. No es tan positivo como las típicas historias de amor que defienden el "amor verdadero" y "vivieron felices para siempre". Es una felicidad trágica, acaba bien... pero tampoco acaba bien, ¿sabes? Después de esto, puedes matarme. O coserme la boca, lo que prefieras. Es una forma agradable de acabar el libro, sin muertes, ni crímenes, ni obsesiones.

En general, me ha gustado el libro. Lo recomiendo, y no descarto leer más obras de Edogawa Rampo en el futuro. Ahora la pregunta es: ¿qué libro será el siguiente? Lo sabrás en marzo, porque va a ser que febrero ya no da más de sí.

26 de febrero de 2015

Los dos inválidos, Edogawa Rampo (Relatos japoneses de misterio e imaginación)

¡Saludos! Este ya es el penúltimo relato recopilado en este libro, así que se nos acaba el chollo.

Con el título Los dos inválidos, el relato empieza presentándonos a dos hombres que se encuentran en la habitación de un balneario tomándose un descanso y hablando de su vida. Uno de ellos, Saito, con múltiples cicatrices en su cuerpo y rostro, habla un poco de cómo recibió las heridas durante la Primera Guerra Mundial y lo dura que fue aquella época. El otro, Ihara, evita hablar de su vida tanto como puede, pero su compañero lo anima a que la cuente. Quid pro quo, ya sabes. Entonces, empieza a relatar su vida un poco a regñadientes, porque no es tan épica como la de Saito y, además, vive avergonzado por lo que le pasó. Resulta que Ihara, durante su estancia en la ciudad como estudiante universitario, descubre que es sonámbulo. No lo descubre por él mismo, claro está, sino por su compañero de pensión, Kimura, que le cuenta cosas que ha hecho con él, cosas que Ihara no recuerda haber hecho. Asustado por lo que podría hacer sin darse cuenta, vive con una inquietud permanente. Con el tiempo se va relajando, pero justo cuando ya no se preocupa tanto por su sonambulismo, se produce un asesinato. Alguien mata al encargado de la pensión y le roba una gran cantidad de dinero, las fianzas de los inquilinos de la pensión. ¿Quién es el culpable?


Esta historia también me ha gustado bastante. Me ha recordado un poco a El test psicológico, supongo que por los estudiantes universitarios, más concretamente de la Universidad de Waseda. Me los imagino con su uniforme negro de cuello alto, con las gorras a juego, tan formales ellos. Aunque el final es un poco previsible, es un buen relato. Piénsalo, son historias cortas, no puede montarse una trama espectacularmente enredada para diez páginas que dura. Pero lo dicho, está muy bien.

25 de febrero de 2015

La cámara roja, Edogawa Rampo (Relatos japoneses de misterio e imaginación)

Hola de nuevo, ya sólo faltan dos relatos para acabar el libro y... sé que lo he alargado demasiado. Es un libro muy corto y puede que te haya resultado interminable, con eso de parar y contar cada relato. Teniendo en cuenta la longitud, a mí me resulta increíble no haberlo acabado ya, pero claro, debo tener en cuenta el blog. Si no estuviera este blog, hace días que lo habría terminado. ¡Pero alegría! Dentro de poco podremos cambiar de libro y hablar de otras cosas. Por el momento, paciencia.

Este relato se titula La cámara roja. El narrador es un sepulturero que, junto con otros seis compañeros de profesión, crean una especie de organización secreta para contar historias de terror, porque, por lo visto, los sepultureros se aburren mucho en su trabajo. Se reúnen en una sala roja, con cortinas rojas y sillones tapizados de rojo y, a la luz de un candelabro, se cuentan historias. SIn embargo, en esta ocasión, hay un miembro nuevo que desea formar parte del grupo y, para ello, decide contar un historia de su propia cosecha, una historia real. Este hombre, de nombre Tanaka, explica que él, como ellos, también vive aburrido y sin emoción, buscando constantemente la forma de hacer desaparecer el tedio. Tras un acontecimiento inesperado, descubre que la solución es el crimen. Llega a la conclusión de que matar a gente aliviará su situación, por lo que empieza a tramar formas de matar sin que parezca que su intención sea acabar con la otra persona. Así pues, se propone matar a cien personas, cada una de una manera diferente y sin que nada ni nadie pueda culparlo.


Volvemos al tema del crimen perfecto y, también, volvemos a encontrarnos con la psicología y el papel que tiene en este tipo de historias. En este relato juega un papel bastante importante. Nunca lo hallan culpable de ninguno de los crímenes, porque, en realidad, se atribuye esas muertes al no hacer nada por impedirlas. No sé cómo explicarlo, perdona si te hago un lío con esto. Quiero decir que el tipo en cuestión es culpable de las muertes porque, en su momento, no hizo nada por evitarlas. La verdad es que, aunque simple, es realmente intrincado. Además, el final del relato no me lo esperaba para nada, ha estado muy bien. Esta es una de mis historias preferidas, creo yo.

23 de febrero de 2015

Los gemelos, Edogawa Rampo (Relatos japoneses de misterio e imaginación)

Pues sí, ayer rompí la racha. Lo hice de forma deliberada, para que no te acostumbres a recibir una entrada nueva cada día, porque, créeme, en el futuro no será así. Además, tampoco me apetecía demasiado escribir, así que lo hago ahora.

Creo que aún no lo he dicho, pero el nombre Edogawa Rampo es un seudónimo (¿cuándo le quitaron la "p" a esta palabra? La hecho de menos). Si prestas atención, te darás cuenta de que se trata del nombre "Edgar Allan Poe" leído en japonés. Bueno, debes leerlo a cierta velocidad para percibirlo, pero así es. Al principio yo tampoco me lo creí demasiado, me recultó un poco forzado, pero cuando  me di cuenta de que era cierto... Aún no he salido de mi asombro. Su nombre real era Hirai Taro.

Esta historia está relatada a modo de confesión. De hecho, la descripción que acompaña al título reza lo siguiente: Confesión de un criminal condenado ante un sacerdote. Así pues, el protagonista nos cuenta los crímenes que ha cometido, sus razones para cometerlos, cómo los llevó a cabo y cómo se siente al respecto. Nosotros mismos nos sentimos como el sacerdote al que le está confesando sus pecados.
El narrador nos explica que tiene un hermano gemelo a quien aborrece. Este odio que le profesa viene dado, en principio, por la mayor cantidad de dinero que el hermano obtuvo de la herencia de sus padres, mientras que él, por ser el "hermano pequeño" (ya sabes, esos líos de quién ha nacido antes y todo eso), recibió una cantidad mucho menor. Pero no acaba ahí la cosa. El narrador se dedica a gastar el dinero a espuertas, por lo que le pide dinero prestado al hermano continuamente. Y además, ya para rematarlo, la chica por la que el narrador está enamorado acaba casándose con su hermano, tal y como los padres acordaron en su momento.
Ya tenemos el decorado montado: hermano que odia a su hermano gemelo porque, a pesar de ser idénticos, el otro tiene mucha más suerte que él. Algo así como Caín y Abel. Entonces, el narrador prepara un plan para cometer el... sí, damas y caballeros, ¡el crimen perfecto! Volvemos al mismo tema del género de misterio. Elabora un plan para deshacerse del hermano y así suplantar su identidad (por lo de ser gemelos idénticos y eso, que nadie notaría la diferencia).


La verdad es que todo esto del crimen perfecto me gusta, pero al final acaba aburriendo un poco, especialmente cuando se resuelve satisfactoriamente y ya no es un crimen perfecto. Aún así, la historia está bien, la idea de suplantar la identidad de otra persona conlleva mucho valor, por eso de tener que imitar a la perfección a dicha persona y, por tanto, que no te descubran. Claro que la presión que el mismo subconsciente te crea, ese remordimiento que te atormenta en silencio, debe ser insoportable, al menos para aquellos que tienen conciencia. Los que carecen de ella no sentiran remordimiento alguno y podrían seguir con la farsa hasta la eternidad.